Los niños obesos producen, naturalmente,
niveles más altos de una hormona clave del estrés que los de peso
normal, según un nuevo estudio aceptado para su publicación en 'Journal
of Clinical Endocrinology & Metabolism'.
El cuerpo produce la hormona cortisol cuando una persona
experimenta estrés, de forma que cuando alguien se enfrenta
frecuentemente a situaciones estresantes, el cortisol y otras hormonas
del estrés se acumulan en la sangre y, con el tiempo, pueden causar
serios problemas de salud.
Este estudio, el primero en mostrar que los niños obesos tienen
niveles de cortisol crónicamente elevados, midió la presencia de esa
hormona en el pelo del cuero cabelludo, que refleja la exposición a
largo plazo y puede ser un biomarcador del estrés.
"Nos sorprendimos al encontrar a niños obesos, de tan sólo 8 años de
edad, con niveles elevados de cortisol", dijo uno de los autores del
estudio, Erica van den Akker, del Hospital Erasmus MC-Sophia Children en
Rotterdam, Países Bajos. "Mediante el análisis de cabello del cuero
cabelludo de los niños, hemos sido capaces de confirmar los niveles
elevados de cortisol que han persistido en el tiempo", agrega.
El estudio observacional caso-control analizó muestras de cabello
de 20 niños obesos y 20 menores con peso normal para medir los niveles
de cortisol a largo plazo. Cada grupo incluyó a 15 niñas y cinco niños
entre las edades de 8 y 12 años.
Los sujetos obesos tenían una concentración media de cortisol de
25 pg/mg en el pelo del cuero cabelludo, en comparación con una
concentración media de 17 pg/mg en el grupo de peso normal. Las
concentraciones de esa hormona que se encuentran en el cabello reflejan
la exposición de cortisol en el transcurso de aproximadamente un mes.
"Debido a que este estudio se llevó a un enfoque observacional, más
investigación determinará la causa de este fenómeno --matiza Van den
Akker--. "No sabemos si los niños obesos, en realidad, experimentan más
estrés psicológico o si sus cuerpos manejan las hormonas del estrés de
manera diferente. Responder a estas preguntas clave mejorará nuestra
comprensión de la obesidad infantil y puede cambiar la forma en que la
tratamos".
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