NUEVA YORK.- Las adultas mayores que tenían
antecedentes cardíacos son más propensas a desarrollar trastornos
cognitivos que aquellas sin enfermedad cardíaca, según un nuevo estudio.
En las mujeres que han tenido un infarto, sobre todo, se
duplica el riesgo de padecer un deterioro de las habilidades cognitivas y
la memoria.
Los médicos ya sospechaban de esta relación, según comentó el autor principal, doctor Bernhard Haring, del Centro Integral de Insuficiencia Cardíaca de la Universidad de Wurzburgo, Alemania.
"Pero nuestro estudio aporta nueva evidencia más amplia, con distintos tipos de cardiopatías y en mujeres postmenopáusicas", dijo.
El equipo de Haring analizó los datos de un estudio sobre más de 6.000 mujeres de entre 65 y 79 años. Ellas informaron si alguna vez les habían diagnosticado algún problema cardíaco y realizaron una prueba de función cerebral al inicio del estudio y, luego, anualmente. Ninguna padecía trastornos cognitivos o de memoria al inicio del estudio. Unas 900 tenían algún trastorno cardíaco.
Ocho años después, más de 400 mujeres mostraban signos de deterioro cognitivo o demencia. Las mujeres que habían dicho que sufrían algún problema cardíaco eran un 29 por ciento más propensas que aquellas sin esas complicaciones a tener algún trastorno cognitivo.
Las participantes que habían tenido un infarto fueron el grupo con más riesgo de padecer problemas de memoria o cognitivos, según publica el equipo en Journal of the American Heart Association.
Lo mismo ocurría con las mujeres que tenían un bypass coronario o enfermedad vascular periférica (endurecimiento de las arterias de las extremidades), según comentó Haring.
Pero las arritmias o la insuficiencia cardíaca no estuvieron asociadas con el deterioro cognitivo.
Independientemente de la presencia de enfermedad cardíaca, la hipertensión y la diabetes elevaba el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo. El equipo no halló relación alguna con la obesidad.
El doctor Richard O'Brien, responsable de neurología del Centro Médico Bayview de Johns Hopkins, Baltimore, Maryland, consideró que el estudio es importante por el tamaño de la muestra evaluada.
El especialista, que no participó de la investigación, opinó que comprender la relación entre la enfermedad cardíaca y la demencia es clave porque la enfermedad cardíaca se puede revertir, no así el Alzheimer.
"La enfermedad cardíaca es más que arterias tapadas, es un proceso inflamatorio y afecta la función de las células endoteliales del cerebro, la producción de líquido cerebroespinal (que elimina los desechos cerebrales), y mucho más", dijo O'Brien por correo electrónico.
"Nadie sabe cuál es más importante", afirmó, y agregó que el 35 por ciento de los mayores de 80 años tiene demencia.
Los médicos ya sospechaban de esta relación, según comentó el autor principal, doctor Bernhard Haring, del Centro Integral de Insuficiencia Cardíaca de la Universidad de Wurzburgo, Alemania.
"Pero nuestro estudio aporta nueva evidencia más amplia, con distintos tipos de cardiopatías y en mujeres postmenopáusicas", dijo.
El equipo de Haring analizó los datos de un estudio sobre más de 6.000 mujeres de entre 65 y 79 años. Ellas informaron si alguna vez les habían diagnosticado algún problema cardíaco y realizaron una prueba de función cerebral al inicio del estudio y, luego, anualmente. Ninguna padecía trastornos cognitivos o de memoria al inicio del estudio. Unas 900 tenían algún trastorno cardíaco.
Ocho años después, más de 400 mujeres mostraban signos de deterioro cognitivo o demencia. Las mujeres que habían dicho que sufrían algún problema cardíaco eran un 29 por ciento más propensas que aquellas sin esas complicaciones a tener algún trastorno cognitivo.
Las participantes que habían tenido un infarto fueron el grupo con más riesgo de padecer problemas de memoria o cognitivos, según publica el equipo en Journal of the American Heart Association.
Lo mismo ocurría con las mujeres que tenían un bypass coronario o enfermedad vascular periférica (endurecimiento de las arterias de las extremidades), según comentó Haring.
Pero las arritmias o la insuficiencia cardíaca no estuvieron asociadas con el deterioro cognitivo.
Independientemente de la presencia de enfermedad cardíaca, la hipertensión y la diabetes elevaba el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo. El equipo no halló relación alguna con la obesidad.
El doctor Richard O'Brien, responsable de neurología del Centro Médico Bayview de Johns Hopkins, Baltimore, Maryland, consideró que el estudio es importante por el tamaño de la muestra evaluada.
El especialista, que no participó de la investigación, opinó que comprender la relación entre la enfermedad cardíaca y la demencia es clave porque la enfermedad cardíaca se puede revertir, no así el Alzheimer.
"La enfermedad cardíaca es más que arterias tapadas, es un proceso inflamatorio y afecta la función de las células endoteliales del cerebro, la producción de líquido cerebroespinal (que elimina los desechos cerebrales), y mucho más", dijo O'Brien por correo electrónico.
"Nadie sabe cuál es más importante", afirmó, y agregó que el 35 por ciento de los mayores de 80 años tiene demencia.
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