MADRID. Las cualidades del café y la
cafeína se conocen desde hace tiempo, pero no hace tanto que es posible
extraer sus poderes, concentrarlos y dirigirlos para tratar enfermedades
con eficacia.
Es lo que está tratando de hacer la empresa catalana Palo Biofarma.
El director de la compañía, Julio Castro, cuenta que su equipo ya tenía
experiencia en la búsqueda de fármacos que aprovechasen los efectos de
la cafeína sobre los receptores de adenosina. Sin embargo, su método era
en principio de ensayo y error, porque no sabían cómo encajaban
exactamente las moléculas de cafeína y los receptores a los que se
acoplan para provocar su efecto. Eso cambió en 2006. El mismo año que se
fundó Palo Biofarma, la tecnología de rayos X permitió conocer con
precisión cómo se producía esa unión.
“Eso fue como empezar a ver donde antes habíamos sido ciegos”,
recuerda Castro. Hasta ese momento, su objetivo había sido tratar de
diseñar compuestos que lograsen engarzarse solo con uno de los tipos de
receptores con los que interacciona la cafeína. Con fármacos tan
selectivos, sería posible lograr, a partir del café, un efecto sobre el
alzheimer sin necesidad de tener también los efectos diuréticos o un
diurético sin que tenga efectos sobre el sistema nervioso central.
“Con el conocimiento de la estructura cristalina vimos que el modelo
que utilizábamos para ver cómo se unían las moléculas era diferente del
real, y a partir de ahí comenzamos a sintetizar compuestos para
distintas enfermedades”, afirma Castro. Desde entonces, ya han logrado
desarrollar dos moléculas que han superado la primera fase de los
ensayos clínicos, la que comprueba que se puede emplear con seguridad, y
cuentan con financiación para avanzar en la segunda fase, la que
comienza a probar su eficacia. Una de ellas va dirigida a los receptores
del cerebro, y servirá, si finalmente completa todo el proceso, para
tratar el párkinson. La segunda se enfoca en los del pulmón y trataría
el asma.
El objetivo de Palo Biofarma es desarrollar los dos compuestos hasta
un punto en el que una farmacéutica se interese por llevarlos hasta la
tercera fase de ensayos clínicos y finalmente a los pacientes.
Entretanto, la compañía sigue trabajando para desarrollar otros fármacos
que aprovechen las cualidades de la cafeína. Ahora, los receptores en
los que se centrarían son los del cerebro y una de las enfermedades que
están en su punto de mira es la esquizofrenia. “Hay drogas para el
tratamiento de la esquizofrenia que se enfocan en el desequilibrio de
adenosina”, señala Castro. Modulando el equilibrio entre la dopamina y
la adenosina lograrían tratar esta enfermedad mental. En este campo, el
director de Palo Biofarma reconoce que tienen más competencia, pero cree
que la experiencia adquirida con los otros dos fármacos les permitirá
ser competitivo. Entretanto, siguen buscando dianas sobre las que
dirigir fármacos para seguir aprovechando las cualidades ocultas del
café. El potencial de la bebida que nació en el mismo lugar que la
humanidad parece que aún tiene mucho que ofrecer.
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