MADRID.- Muchos de los padres que lidian con esta
enfermedad en los primeros años de vida de sus hijos desconocen en gran
medida aquello a lo que se enfrentan. Conocer mejor la dolencia y cómo
evitar sus manifestaciones habituales permite eliminar los miedos en los
progenitores y ayuda a los hijos a ser más autónomos en el
reconocimiento de los síntomas.
La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que causa
inflamación y picor y que se manifiesta con eccemas en zonas concretas
del cuerpo. Para su diagnóstico la enfermedad debe presentarse de forma
crónica y recurrente con brotes en la piel caracterizados por los
eccemas y deben de tenerse en cuenta la ocurrencia de otras dolencias
como alergias alimentarias, rinitis y asma, lo que se denomina 'marcha
atópica'.
Según explica Raúl de Lucas, dermatólogo infantil del Hospital Universitario La Paz, de Madrid,
en la actualidad se sabe que su causa es fundamentalmente genética. En
más de la mitad de los casos existe una alteración en una proteína
denominada filagrina que modifica las características de las células de
la piel afectando a su función barrera. Esto hace que la piel sea más
débil y sensible, deje escapar el agua y permita la entrada de
alérgenos, microorganismos y sustancias irritantes, añade el
especialista.
"En los casos muy severos de dermatitis atópica durante los
primeros meses de vida pueden producirse alergias alimentarias, rinitis y
asma, lo que conduce a contemplar que esta alteración en la barrera
protectora de la piel la convierte en la vía de acceso a todas estas
afecciones", explica De Lucas.
Por ello, el especialista indica que es importante poner en marcha
un tratamiento enérgico en estos primeros años de vida de los niños
para evitar que se produzcan otros síntomas más graves.
Desde hace cinco años el hospital madrileño realiza una actividad
para pacientes y familiares de dermatitis atópica que consiste en una
sesión formativa y participativa con las familias y un taller
lúdico-educativo para los niños.
Gracias a Raúl de Lucas,
se presentan aquí los conocimientos básicos sobre esta enfermedad de la piel:
1. Cada paciente es un individuo distinto y con unas
características diferentes de la enfermedad. Por regla general, los
niños que padecen de forma activa la dermatitis atópica presentan más de
3 o 4 brotes al año y pasan por la consulta al menos cada tres meses.
2. Lo más importante es que tanto padres como hijos aprendan a reconocer los brotes
y puedan poner en marcha un tratamiento precoz que evite el deterioro
de su calidad de vida debido a los picores, la irritabilidad, el estrés y
las alteraciones del sueño en los niños y sus familias.
3. La educación y el conocimiento inciden de forma
positiva en la evolución de la enfermedad y se ha comprobado que los
pacientes que acuden a la escuela de dermatitis atópica del hospital
controlan mejor su enfermedad. El objetivo es conseguir, mediante la
educación, que el paciente aprenda a ser autónomo en el control de su
enfermedad.
4. El tratamiento de la dermatitis atópica pasa por el uso tópico de antiinflamatorios, como corticoides y otras cremas,
durante los brotes y entre brotes se emplean cremas hidratantes
emolientes cuya principal característica es que aportan a los pacientes
los lípidos que están alterados en las células de su piel. En el caso de
los brotes mantenidos también se pueden utilizar fármacos
inmunomoduladores que activan el sistema inmune y ayudan a reducir la
recurrencia.
5. No se debe temer el uso de corticoides ya que son fármacos que utilizados siguiendo las directrices médicas tratan con éxito y sin efectos secundarios los eccemas.
6. Los principales errores entre los padres se encuentran en no tratar la enfermedad y en el miedo a los corticoides.
"Es importante un cambio de actitud con respecto a una enfermedad que
afecta a la calidad de vida de nuestros pacientes", acentúa De Lucas,
que añade que en ocasiones no se presta la importancia que se debiera a
la dolencia sobre todo por falta de información.
7. En su evolución, 8 de cada 10 niños mejoran con la edad
y la enfermedad puede llegar a desaparecer o convertirse en anecdótica a
partir de la pubertad. En el 90% de los casos la dermatitis atópica
aparece en la infancia aunque puede aparecer en la edad adulta.
8. Las recomendaciones del especialista pasan por evitar los irritantes,
como los perfumes en los productos aplicados a la piel, utilizar
jabones con un pH neutro (5 ó 5,5), emplear crema hidratante a diario y
tratar de forma precoz los brotes. De Lucas aconseja a los niños que
eviten el rascado, emplear cremas emolientes y no sentir vergüenza por
padecer la enfermedad.
9. Hay que evitar los riesgos de estigmatización,
para ello hay que explicar al niño y a sus compañeros cuando pregunten
sobre los eccemas que la piel es más débil y delicada y que por ello se
inflama más a menudo.
10. Condicionantes genéticos: aunque su origen no
está en un solo gen, se sabe que si uno de los padres padece la
enfermedad sus hijos tienen entre un 20% y un 30% de riesgo de padecerla
y si son los dos padres los que la sufren o la sufrieron los riesgos se
elevan hasta el 60% en sus descendientes.
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