SANTANDER.- El científico español Joan Massagué, una de los primeras autoridades
mundiales en la investigación del cáncer, cree que en cinco años será
posible detectar muchos tipos de tumores con sólo un análisis de sangre,
una revolución, dice, en la detección precoz de una enfermedad que va
camino de normalizarse.
"Lo llamo revolución porque puede ir muy
rápido, es económico e implementable en todo el mundo, como lo fue en su
día Internet o la telefonía móvil", afirma
el director del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York.
Según
Massagué, esa revolución está en sus comienzos y se empieza a
implementar ahora pero va tan rápido que aplicar esta técnica "podría
ser cosa de poco tiempo, de cuatro o cinco años".
"Ahora que las
técnicas de secuenciación del ADN de los tumores han avanzado tantísimo y
son tan económicas, uno puede hacer análisis de sangre para ver si hay
restos de ADN de algún tumor que tengamos en el organismo. No sabemos
dónde, pero está soltando células, algunas de ellas se deshacen, mueren y
su contenido de ADN con sus mutaciones está en la circulación",
explica.
El nivel de mutación cancerígena en sangre se puede leer
con técnicas "altamente sensibles" y, a partir de esos indicadores, ver
la posibilidad de que el paciente esté desarrollando un tumor maligno en
alguna parte de su organismo, que habría que localizar después con un
chequeo a fondo.
"Esto suena complejo pero vale para decir que
estamos probablemente ante una revolución en la detección precoz
aplicable a muchos cánceres, no sólo al de mama y al de colon", ha
apuntado.
Massagué ha inaugurado esta semana los cursos de verano
de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) con un mensaje
esperanzador: antes de que pasen 50 años el cáncer estará dominado como
lo están desde mediados del siglo XX las enfermedades infecciosas.
Y
asegura que incluso el horizonte de 2050 es "conservador" porque va a
ser antes cuando se llegue "a un nivel de satisfacción bastante
importante en nuestra relación con el cáncer y nuestra capacidad de
gestionarlo".
Ese objetivo se conseguirá, por un lado,
convirtiendo en rutinaria la secuenciación, es decir la lectura completa
y a fondo, del tumor que se haya extraído en el quirófano. El oncólogo
tiene así una información "exquisita y medicamentos que puede aplicar o
no según lo que esta información le dice", apunta.
Otro de los
frentes abiertos en la batalla de la ciencia contra el cáncer es la
inmunoterapia, que ya ha empezado a aplicarse y "va a aumentar de manera
muy importante como terapia normal del cáncer en general".
"Nuestro
organismo constantemente hace pequeños errores de intentar generar
tumores, no adrede sino por accidente, con tantas células y tantos
tejidos que están constantemente renovándose. Y nuestro sistema
inmunitario está constantemente limpiándonos de estos prototumores. El
cáncer que sale es porque sorteó, se escapó de esta vigilancia",
explica.
Y añade: "Si reforzamos el sistema inmunitario para que
acabe de atacar aquel cáncer, vamos a eliminar cánceres gracias a
nuestras propias defensas".
Luego están los avances que se están
produciendo a la hora de entender la metástasis, en como reacciona la
prole de un tumor que se ha esparcido por órganos que para las células
del cáncer "son muy nuevos y muy hostiles", por lo que se pueden "cazar y
atrapar mejor" que cuando forman parte de un tumor que está creciendo
activamente.
Es la convergencia de esos tres elementos y de otros
la que, a su juicio, ya está transformando la relación del ser humano
con el cáncer en "normal" como sucedió con las infecciones, aunque
algunas de ellas sean muy serias y causen muchas víctimas.
Massague
considera que es hora de un cambio de mentalidad y dice que un ejemplo
de la mala relación que aún se tiene con el cáncer es que en los medios
de comunicación "las personas todavía dudan en decir tengo un cáncer de
tal".
"¿Por qué? -se pregunta- No es ninguna vergüenza y empezamos a
entender la enfermedad".
Recuerda que en el siglo XVI a quien
tenía una infección le llamaban apestado y señala que en el cáncer se
está saliendo todavía "de la época del oscurantismo". Se debe a que la
sociedad "se afana en explicar lo que no conoce y se inventa cosas",
explicaciones esotéricas, religiosas o seudocientíficas.
Pero ahí
entra la ciencia: "La ciencia explica y una vez explicado eso se ve
claro y a nadie le llaman apestado o lo van a decir cosas que todavía se
dicen a los pobres pacientes de cáncer".
Massegué cree que le ha
tocado vivir "la época más apasionante de la oncología, la gran
inflexión", después de décadas de promesas que han causado "frustración"
a una sociedad a la que a comienzos de los sesenta se le anunció que
comenzaba la gran batalla para acabar con el cáncer. Fue el reto que en
1971 lanzó el presidente estadounidense Richard Nixon y, junto a él, la
comunidad internacional.
"Estamos en aquel momento que la promesa había vaticinado", anuncia.
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