BARCELONA.- El riesgo de ceguera en pacientes diabéticos es 25 veces superior al resto de la población,
según explican desde el Instituto Clínico Quirúrgico de Cataluña (ICQO)
con motivo del Día Mundial de la Diabetes, que se celebra este
miércoles 14 de noviembre.
Alrededor de 442 millones de personas en el mundo padecen diabetes, es decir, una de cada once personas sufre esta enfermedad. “La diabetes puede provocar complicaciones en diversas partes del organismo e incrementar el riesgo de muerte prematura.
De hecho, la mayoría de las personas que tiene diabetes desarrolla
algún problema de visión asociado a esta enfermedad, lo que se conoce
como diabetes ocular. La diabetes ocular es una de las principales
causas de discapacidad visual y de ceguera en la población adulta”,
señala el ICQO.
“Basta un dato para poner de manifiesto este problema de primera magnitud: la
diabetes ocular es la principal causa de pérdida de visión y ceguera en
los adultos de entre 20 y 75 años de países occidentales“, señala el especialista del ICQO Javier Araiz.
Por otra parte, ICQO apunta que uno de los problemas más comunes de
la diabetes ocular es la retinopatía diabética, cuyo riesgo para
desarrollarse es mayor a medida que evoluciona la enfermedad. Se trata
de un daño progresivo que afecta a los vasos sanguíneos de la retina (la
parte del ojo sensible a la luz) y que puede desembocar en ceguera.
“La mayoría de los pacientes con retinopatía diabética permanecen sin
síntomas y no presentan pérdida de agudeza visual hasta grados
avanzados de la enfermedad. Solo entonces, pasado un tiempo, es cuando los pacientes pueden sufrir una pérdida de agudeza visual, que puede ser brusca o progresiva, o acusar trastornos en la percepción de colores, metamorfopsias y alteraciones en la visión nocturna”, detallan.
“Es muy importante ser conscientes de que se trata de una enfermedad
que puede permanecer asintomática incluso hasta estadios avanzados de la
enfermedad y por este motivo, tener una buena visión no es siempre
sinónimo de ausencia de afectación. En estados avanzados de la
afectación ocular por diabetes, la disminución de visión puede ser ya
irreversible, por lo que nunca debe esperarse a esta fase para consultar al oftalmólogo“, comenta el doctor Araiz.
Por ello, para un mayor control de la enfermedad, el experto del ICQO recomienda “derivar
al paciente diabético al especialista para controles periódicos y un
tratamiento temprano que sea clave en su desarrollo. “Solo así, podremos contrarrestar las cifras que aún hoy tenemos sobre esta enfermedad”, añade.
El desarrollo de nuevos tratamientos más eficaces para la diabetes
unido a los cambios en el estilo de vida conducen a un mejor control
metabólico de la diabetes, pero esto también conlleva a un aumento de
prevalencia de aquellas complicaciones que requieren tiempo para
desarrollarse, como es el caso de la retinopatía diabética.
Factores de riesgos y revisiones
El tiempo de evolución de la diabetes junto con la edad en el momento
de diagnóstico de la enfermedad son los factores que más inciden en la
prevalencia de la retinopatía, según ICQO. “Pacientes con una duración
de la enfermedad inferior a 5 años no suelen presentar ningún signo,
mientras que con más de 10 años de enfermedad, la prevalencia de la
retinopatía diabética es del 27 por ciento, y con más de 30 años, del
90-95 por ciento”, argumenta.
Por todo esto “es fundamental extremar las revisiones una vez el paciente ha sido diagnosticado de diabetes”,
asegura el doctor. “Nuestra recomendación es que los diabéticos tipo I
sean examinados a los 5 años del diagnóstico y posteriormente cada año.
Para los diabéticos tipo II es en el momento de diagnóstico y anualmente
a partir de entonces”, concluye Araiz.
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