lunes, 14 de marzo de 2011

Recomiendan distribuir pastillas de yodo entre la población para protegerse de la radioactividad

Aunque las autoridades internacionales informan de que el riesgo para la salud pública tras los accidentes en las plantas nucleares de Japón es "bastante bajo", desde la Sociedad Española de Protección Radiológica (SEPR) advierten de la necesidad de distribuir pastillas de yodo para protegerse de la radioactividad que podría ocasionar un escape de los reactores dañados.

   "La posibilidad de que haya riesgo para la población es más que remoto", según asegura el vicepresidente de esta entidad, Eduardo Gallego, quien reconoce que, "pese a haber alejado a la población a más de 20 kilómetros de la zona afectada, si no consiguen refrigerar a tiempo el combustible se podría generar una nube radioactiva".
   En este caso, explica Gallego, "el impacto más agresivo "es el que causa el yodo radioactivo, ya que se acumula mucho en la glándula tiroidea favoreciendo la aparición de cáncer de tiroides.
   Para evitar esto, se recomienda distribuir pastillas de yodo entre la población ya que así "la tiroides se satura de yodo no dañino para que, cuando el yodo radioactivo se inhale o se ingiera a través de los alimentos, el organismo no lo acumule y lo elimine".
   De hecho, asegura, "el principal error que tuvieron en la tragedia de Chernobil fue no distribuir entre la población estas pastillas", lo que causó más de 6.000 casos de cáncer de tiroides entre la población cercana a esta catástrofe.
   "Es un comprimido, como cualquier pastilla, y permite acumular yodo en el tiroides en un porcentaje elevado, de modo que cuando luego entra yodo radioactivo por la misma vía, se va a encontrar que el depósito ya está lleno y el organismo lo elimina por la orina", ha explicado.
   "Las autoridades japonesas lo están valorando pero todavía no lo han distribuido", ha reconocido Gallego, quien asegura además que sus efectos duran varios días.
   Además, y aunque no conlleva ninguna contraindicación, salvo en pacientes con problemas de tiroides, este experto recuerda que su uso debe hacerse "bajo asesoramiento médico" y no debe producirse hasta que no haya más riesgo de radioactividad que el actual.
   Según reconoce Gallego, una exposición más elevada puede conllevar otros riesgos para la salud, como la aparición de enfermedades cardiovasculares.
   No obstante, las autoridades informan de que actualmente los niveles de radiación son de decenas de microsievert, muy superiores a la radiación natural pero "similares a los que uno recibe cuando va en un avión".
   En ambos casos, "son valores que, por el momento, no conllevan ningún riesgo para la salud", concluye este experto.

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