El número de adultos con diabetes en el mundo se ha duplicado con creces en tres décadas a un total de unos 347 millones, según un nuevo estudio. Buena parte de ese aumento se debe a poblaciones que envejecen —puesto que la diabetes suele atacar a una edad mediana— y al aumento de la población, pero en parte también ha sido impulsado por crecientes tasas de obesidad.
A medida que las cifras trepan casi en todo sitio, los expertos dicen que la enfermedad ya no está limitada a países ricos y que ahora es un problema global. Los países en los que el número de diabéticos sube más rápidamente incluyen Cabo Verde, Samoa, Arabia Saudí y Papúa Nueva Guinea, además de Estados Unidos.
"La diabetes bien podría convertirse en la cuestión definitoria de la salud mundial en la próxima década", afirmó Majid Ezzati, titular de salud ambiental mundial en el Imperial College de Londres, uno de los autores del estudio.
Advirtió que las cifras no reflejan las generaciones de niños y jóvenes con sobrepeso que todavía no han llegado a la edad mediana, lo que podría crear una carga pesada para los sistemas de salud.
"Todavía no hemos llegado a la cresta de esta ola", agregó. "Y al contrario de la hipertensión y el colesterol, no tenemos grandes tratamientos para la diabetes".
Asimismo los expertos advirtieron que la mayor susceptibilidad de determinados grupos como asiáticos, negros e hispanos podría aumentar notablemente las tasas en el futuro.
"Otras etnias no tienen que ser tan obesas como la gente de ascendencia europea para contraer diabetes", dijo el doctor Aaron Cypess, médico del Centro Joslin de Diabetes, que no participó en el estudio de la revista Lancet.
Sin embargo en Gran Bretaña y el resto de Europa occidental, pese a aumentos de peso, sólo había un ligero incremento en la diabetes. Las mujeres de Singapur, Francia, Italia y Suiza prácticamente no registraban aumento en esta enfermedad. Las cifras también se mantenían inalteradas en el Africa subsahariana, países asiáticos ricos y Centroamérica.
El estudio fue financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates y la Organización Mundial de la Salud. Lancet lo publicó el sábado.
El tipo 2 de diabetes es el más común y a menudo se le vincula con la obesidad. Se desarrolla cuando el organismo no produce suficiente insulina para descomponer la glucosa, y aumentan los niveles de azúcar en la sangre.
La enfermedad puede ser controlada con dieta, ejercicios y medicación, pero los niveles elevados crónicos de azúcar en la sangre causan daños neurológicos que pueden derivar en insuficiencia renal, ceguera y amputación de miembros.
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