Las personas que sufren un ataque cardíaco habitualmente reciben una dosis de adrenalina para ayudar a reactivar su corazón, pero en un controvertido estudio efectuado en Australia la hormona no logró incrementar la supervivencia de los pacientes.
Sin embargo, el equipo halló que quienes recibían adrenalina -también llamada epinefrina- eran más propensos a lograr la reanudación del corazón antes de llegar al hospital que los pacientes que no la tomaban, un resultado que según los investigadores apoya el tratamiento.
"Mi suposición es (que el estudio) probablemente no va a cambiar nuestra práctica actual, pero podría estimular un estudio más grande sobre el rol de la epinefrina en los ataques cardíacos fuera del hospital", dijo el doctor Gordon Tomaselli, presidente de la Asociación Estadounidense del Corazón.
Durante décadas, la adrenalina ha sido parte de la práctica estándar para intentar resucitar a los pacientes que sufren un paro cardíaco en Estados Unidos y en todo el mundo, aunque no se hicieron estudios para comparar los efectos en la salud de los pacientes que la reciben y los que no.
En un paro, el corazón deja de bombear sangre. Casi 300.000 personas sufren un ataque cardíaco fuera de hospitales por año en Estados Unidos y el resultado es fatal en cerca del 90 por ciento de los casos.
En el nuevo estudio, publicado en la revista Resuscitation, los investigadores equiparon ambulancias en el oeste de Australia con dosis de adrenalina o solución salina. Más de 500 pacientes recibieron unas de las dos opciones cuando los equipos de emergencia intentaban salvarle la vida.
Entre las personas que recibieron solución salina, 22 lograron que su corazón volviera a bombear sangre antes de llegar al hospital, mientras que en el grupo tratado con adrenalina 64 llegaron al mismo resultado.
Cinco de los pacientes del primer grupo sobrevivieron y fueron dados de alta y lo mismo ocurrió con 11 de los que tomaron adrenalina.
Si bien el segundo grupo tuvo más del doble de sobrevivientes, los test estadísticos mostraron que las diferencias pudieron ser casuales.
"Aunque las conclusiones fueron estadísticamente negativas en los resultados importantes, la tendencia fue en la dirección correcta", afirmó Tomaselli, que también es director de la División de Cardiología de la Facultad de Medicina de la Johns Hopkins University y no participó en el estudio.
El doctor Ian Jacobs, autor del trabajo y profesor de la University of Western Australia, dijo que la adrenalina debe seguir siendo parte del cuidado de rutina.
"Esto es particularmente así mientras seguimos identificando y entendiendo estos factores posteriores (reactivación de la circulación) que contribuyen a la supervivencia", señaló.
Jacobs prevé que si hubiera podido incluir a más pacientes en el estudio hubiera hallado una mejora real en la supervivencia con adrenalina.
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