Las células madre humanas no son inmunes al proceso de envejecimiento, según un equipo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, que ha estudiado las células madre hematopoyéticas para entender cuándo y cómo éstas comienzan a fallar debido al paso de los años, lo que explicaría por qué algunas enfermedades, como la leucemia mieloide aguda, aumentan su prevalencia con la edad, y por qué las personas mayores tienden a ser más vulnerables a infecciones, como los resfriados, y a la gripe.
Aunque ya se sabía que la función del sistema inmunológico disminuye con la edad, la doctora Wendy Pang, una de las autoras del estudio, publicado en el último número de 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), reconoce que este estudio es "el primero en comparar la función y los perfiles de expresión génica de células madre hematopoyéticas purificadas jóvenes y viejas".
En concreto, los investigadores observaron que las células madre hematopoyéticas de personas sanas mayores de 65 años producen menos linfocitos - las células responsables de ofrecer una respuesta inmune ante virus y bacterias - que las células madre de personas sanas entre las edades de 20 y 35 años.
Por otro lado, las células madre hematopoyéticas (CMH) envejecidas, tienen una tendencia a ser parciales en la producción de otro tipo de glóbulos blancos, llamados células mieloides. Este sesgo puede explicar por qué las personas mayores son más propensas que las jóvenes a desarrollar neoplasias mieloides malignas.
Pang inició el estudio para entender si las CMH humanas envejecían como las CMH de ratón, ya que estudios anteriores habían demostrado que las CMH de ratones cambiaban en número y función con la edad. El estudio analizó las CMH de 15 personas sanas de edad avanzada y de 28 personas sanas jóvenes, y comparó su prevalencia, distribución y perfil de ciclo celular.
Cuando Pang purificó las CMH y las cultivó en placas de laboratorio, observó que las CMH de las personas mayores eran menos capaces de diferenciarse en linfocitos B, y tenían más probabilidades de convertirse en células mieloides.
Por último, Pang examinó el perfil de expresión génica de los dos conjuntos de CMH humanos, así como cinco muestras de CMH de personas de entre 42 y 61 años.
La investigadora observó entonces que las CMH de donantes ancianos expresan niveles relativamente más altos de varios genes relacionados con el envejecimiento del ciclo celular, su proliferación y desarrollo, así como de genes asociados con la reparación del ADN y la muerte celular. Los niveles más altos de estos genes sugieren que las células no son propensas a esperar hasta que la sangre se renueve, así que las células inmunes entran en el ciclo celular de forma inapropiada.
En general, los resultados son similares a los observados en estudios de CMH de ratones de laboratorio de diferentes edades; las observaciones sugieren que la acción de las células humanas cuando una persona envejece puede conducir, no sólo a la insuficiencia de la respuesta inmune, sino también al crecimiento de cánceres de la sangre, como la leucemia mieloide aguda.
"Estos resultados también servirán como una base importante para futuros estudios de enfermedades relacionadas con la edad, como el síndrome de displasia mieloide, la anemia y la leucemia", concluye Pang.
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