El Grupo de Inestabilidad Genómica del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), adscrito al Instituto de Salud Carlos III, dirigido por el doctor Óscar Fernández-Capetillo, han conseguido describir una nueva estrategia que permite matar selectivamente a las células tumorales a través de agentes quimioterápicos, siempre y cuando estas presenten una determinada propiedad.
La investigación, publicada en la revista 'Nature Structural and Molecular Biology', ha descubierto que los tumores que presentan estrés replicativo son especialmente sensibles al tratamientos con inhibidores de las proteínas ATR y Chk1. Estas dos proteínas son las principales responsables de proteger a las células de estrés replicativo, los que explicaría la gran sensibilidad de estos tumores hacia este tipo de fármacos.
Como prueba del concepto, el grupo ha demostrado que la inhibición de Chk1 es muy eficaz para el tratamiento de linfoma de Burkitt, un tipo de linfoma asociado a niveles muy altos de estrés replicativo. Por el contrario, este tratamiento no es eficaz en aquellos tumores que no presentan este tipo de estrés.
El descubrimiento viene además reforzado por la observación de que niveles bajos de la proteína ATR y, por lo tanto, una respuesta deficiente a estrés replicativo, previene por completo el desarrollo de linfoma y tumores pancreáticos iniciados por el oncogen Myc, ambos tumores presentan niveles muy altos de este tipo de estrés.
Parte de la relevancia de este estudio, en el que también han colaborado los grupos de los doctores Mariano Barbacid y Manuel Hidalgo del CNIO, y el grupo del doctor Bruno Amati en el centro oncológico italiano IFOM, se encuentra en que algunas de estas moléculas, como los inhibidores de Chk1, ya están siendo testados en la clínica para el tratamiento del cáncer. Sin embargo, apuntan, estos inhibidores se estaban testando de forma genérica, sin identificar aquellos tumores que podrían ser particularmente sensibles, "lo que estaba dando resultados muy modestos".
Desde el CNIO explican que el trabajo de Fernandez-Capetillo permite definir un uso más eficaz de estos fármacos, ya que describe una estrategia para identificar a aquellos pacientes que se beneficiarían especialmente de este tipo de tratamiento.
Por otra parte, recuerdan que a día de hoy una de la limitaciones principales a la hora de tratar el cáncer es que si bien los fármacos utilizados son muy tóxicos para el tumor también los son para el tejido sano, siendo la causa principal de la mayoría de los efectos colaterales de la radio y la quimioterapia.
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