Descifrar el ADN de las pacientes con cáncer
de mama avanzado, ha permitido a los científicos identificar distintas
firmas genéticas del cáncer, que podrían ayudar a predecir qué mujeres
tienen más probabilidades de beneficiarse de la terapia de reducción de
estrógenos, según un hallazgo publicado en la revista 'Nature'.
Los investigadores de la Escuela de Medicina de St. Louis, en la
Universidad de Washington, han descubierto mutaciones relacionadas con
el tipo de respuesta de las mujeres a los inhibidores de la aromatasa
-medicamentos prescritos a menudo para reducir los tumores grandes antes
de la cirugía. Estas mutaciones también se correlacionan con las
características clínicas de los tumores de mama, incluyendo la
probabilidad de que crezcan rápidamente y se expandan. En la
investigación también participan médicos y científicos del Centro de
Cáncer Alvin J. Siteman, y el Instituto del Genoma.
Este es uno de los primeros estudios genómicos del cáncer en ir
más allá de las mutaciones implicadas en la enfermedad, y buscar los
vínculos de la respuesta al tratamiento, y otras características
clínicas, según afirma la autora principal, Elaine Mardis, co-directora
del Instituto del Genoma.
El estudio involucró el ADN de 77 mujeres post-menopáusicas con
cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos, la forma más común
de la enfermedad. El estrógeno estimula el crecimiento de estos
tumores, y todas las mujeres recibieron inhibidores de la aromatasa para
reducir esta hormona en el cuerpo. Los medicamentos pueden reducir el
tamaño de los tumores de mama, lo que permite a muchas mujeres recibir
cirugía conservadora de seno, en lugar de una mastectomía. Sin embargo,
los inhibidores de la aromatasa sólo funcionan en algunas mujeres, y los
médicos desconocían el motivo.
Para responder a esta pregunta, los investigadores compararon el
ADN de las muestras de tumores con en el ADN de las células sanas de las
mismas pacientes, lo que les permitió identificar las mutaciones que
sólo se producían en las células cancerosas. Las muestras tumorales
procedían de mujeres que participaban en uno de los dos ensayos clínicos
sobre inhibidores de la aromatasa, patrocinados por el American College
of Surgeons Oncology Group.
Como parte de estos ensayos, los investigadores recopilaron
información detallada sobre los tumores de las mujeres, y sobre la
respuesta a la terapia de inhibidores de la aromatasa, antes de la
cirugía. Veintinueve de las muestras tumorales procedían de mujeres con
tumores resistentes a los inhibidores de la aromatasa, y 48 procedían de
pacientes cuyos tumores respondieron al tratamiento.
Los científicos observaron que los tumores de las mujeres que
respondieron a los medicamentos para bajar los niveles de estrógeno
tenían, relativamente, pocas mutaciones; mientras que aquellas mujeres
con cánceres resistentes al tratamiento tenían mayores tasas de
mutación, genómicamente más complejas.
Los investigadores identificaron 18 genes significativamente
mutados en las muestras tumorales; algunos de estos genes ya eran
conocidos por su relación con el cáncer de mama, pero los demás fueron
descubrimientos completamente inesperados, incluyendo un grupo
relacionado con la leucemia.
Para evaluar la significación clínica de los estos genes, los
investigadores ampliaron el estudio para incluir un grupo adicional de
240 mujeres con cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos,
cuya respuesta a la terapia con inhibidores de la aromatasa también se
había documentado. Como resultado, se hallaron varios genes,
relativamente comunes en muchos de los cánceres de las pacientes, que
parecían estar relacionados con la respuesta al tratamiento.
Alrededor del 20 por ciento de los tumores de las mujeres tenían
mutaciones en un potente gen supresor de tumores llamado TP53. Estas
mutaciones se han relacionado con una mala respuesta a los inhibidores
de la aromatasa, y con tumores de rápido crecimiento, más propensos a
sufrir metástasis. Las mujeres con mutaciones en TP53 también eran más
propensas a tener un subtipo de cáncer de mama llamado luminal B, que
tiene un mal pronóstico.
"En lugar de administrar inhibidores de la aromatasa a mujeres con
mutaciones en TP53, estas pacientes se pueden beneficiar de la cirugía
inmediata, seguida de quimioterapia", afirma el coautor Matthew Ellis,
del Centro de Cáncer Siteman, y el Hospital Barnes-Jewish.
Por otro lado, las mutaciones en MAP3K1 y MAP2K4 se produjeron en,
aproximadamente, el 16 por ciento de las pacientes, y estaban
vinculados a una buena respuesta a los inhibidores de la aromatasa. Las
mujeres con mutaciones en estos genes eran más propensas a tener tumores
de crecimiento lento, que no se extienden. Las mutaciones en otro gen,
GATA3, también parecían predecir una buena respuesta al tratamiento
inhibidor de la aromatasa, mientras que las mutaciones en MALAT1 están
asociadas a malos resultados.
Según Ellis, estudios como éste pueden proporcionar un telón de
fondo para la búsqueda de tratamientos nuevos contra el cáncer, basados
en la firma genómica de un tumor, en lugar de su ubicación en el cuerpo.
Ellis y Mardis pronto comenzarán un nuevo ensayo en pacientes con
cáncer de mama, tomando decisiones de tratamiento basadas en las firmas
genómicas de los tumores.
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