Hasta el momento, la capacidad humana para percibir objetos en una
sucesión muy rápida de, por ejemplo, menos de medio segundo, parecía una
limitación irreversible. Los psicólogos llaman a este déficit "parpadeo
atencional". Sin embargo, según un nuevo estudio, llevado a cabo por
investigadores de la Universidad de Brown, esta capacidad de puede
mejorar.
"La atención es un componente muy importante de la percepción
visual", afirma Takeo Watanabe, profesor en Brown, quien añade que "una
de las mejores maneras de mejorar nuestra capacidad visual es mejorar
nuestra función atencional". Watanabe y su equipo se encontraban en la
Universidad de Boston cuando realizaron los experimentos descritos en el
nuevo artículo, publicado en 'Proceedings of the National Academy of
Sciences'.
En el primer experimento del estudio, los investigadores sentaron a
10 personas frente a un ordenador, y les mostraron una secuencia rápida
de letras en blanco sobre negro, y tan sólo dos números en blanco sobre
negro -que aparecían y desaparecían en una décima de segundo. Los
participantes debían, a continuación, escribir los números que vieron.
En un conjunto de secuencias, los números estaban separados sólo por dos
letras; en otra serie, los números fueron separados por seis letras.
Antes del entrenamiento, los sujetos lograban obtener, con más
frecuencia, el segundo número, cuando se presentaba medio segundo
después del primero. Si éste se presentaba menos de medio segundo más
tarde, tenía lugar un efecto mensurable de parpadeo atencional.
Para entrenar a los participantes, Watanabe y su equipo crearon
una sola diferencia: el segundo número de color rojo. "Un cambio de
color puede ser muy notable", afirma Watanabe, "si todos los elementos
son de color blanco y negro y, de repente, aparece un elemento de color,
se le presta más atención".
Después del entrenamiento, los investigadores volvieron a
presentar el mismo tipo de letras y números en blanco y negro durante
dos días más. En la secuencia más rápida, los sujetos entrenados fueron
capaces de obtener el segundo número más a menudo, y el parpadeo
atencional fue desaparecido casi por completo.
En un segundo experimento, dos meses y medio más tarde, convocaron
a los mismos participantes con el fin de comprobar si el entrenamiento
del color fue eficaz, y seguía siendo así.
Por otro lado, en lugar de la mera repetición de la secuencia, el
equipo realizó una sesión de entrenamiento con seis nuevos
participantes, en la que el segundo número no era de color.
Posteriormente, los científicos midieron el rendimiento de los
voluntarios, descubriendo que, sin el aumento de la relevancia
proporcionada por el color, los sujetos no mostraron una mejor capacidad
para detectar el segundo número.
Los investigadores también intentaron determinar si la mera
presencia de color ayuda a extinguir el parpadeo atencional, incluso
cuando no está relacionado con el segundo número. Para ello, sometieron a
ocho nuevas personas a un entrenamiento en el que el número a
identificar variaba en color, pero en el que la segunda letra de la
secuencia también variaba. Las personas en este grupo de entrenamiento
no lograron mejorar.
Finalmente, los investigadores realizaron el experimento original
con nueve voluntarios en una máquina de resonancia magnética funcional,
para observar lo que estaba pasando en el cerebro, antes y después del
entrenamiento. El objetivo era ver si el entrenamiento ayuda a procesar
más rápido los objetivos si están más espaciados, o si se presta
atención a un color diferente. Tras analizar los resultados, los
investigadores descubrieron que la atención variaba más rápidamente
debido al entrenamiento previo, y no mediante un procesamiento más
rápido de los estímulos.
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