Crearse un plan de actividades diarias,
colaborar en las tareas del hogar y dedicar tiempo a cuidarse a sí mismo
y a los que le rodean puede ayudar a las personas que están en
situación de desempleo a no caer en la depresión tras el periodo
vacacional, por lo que los expertos califican el 'estigma del parado'.
"Los aspectos que más influyen en el estado de ánimo de un parado
es el cambio radical de rutina y su estabilidad emocional va a depender
de que tenga recursos personales, habilidades y competencias como para
reorganizar, lo antes posible, el día a día y sentirme más estable", ha
comentado el vocal del Colegio de Psicólogos de Madrid,
Vicente Prieto.
Los últimos datos del paro, correspondientes al mes de agosto,
reflejan que el número de parados en España se sitúa ya en los 4.625.634
personas. Un amplio número de ciudadanos que pueden tener serios
problemas psicológicos como consecuencia de su situación laboral y de su
entorno social.
Y es que, estas personas suelen sufrir el llamado 'estigma del
parado', que consiste en que el ciudadano en situación de desempleo teme
encontrarse a conocidos por la calle debido a que no quiere que sepan
que, en este momento, no tienen un puesto de trabajo.
Sin embargo, este 'estigma' suele cambiar durante los meses de
verano, incluso los fines de semana, debido a que hay mucha gente que
está ociosa por el periodo vacacional. El problema se produce, ha
comentado el experto, cuando esta etapa finaliza y, de nuevo, el parado
ve que "todo el mundo vuelve a sus puestos de trabajo menos él".
Por este motivo, Prieto ha aconsejado a estas personas que se
levanten de la cama, echen currículums, naveguen por Internet en busca
ofertas laborales, contacten con personas que están trabajando y,
después, se dediquen a hacer actividades que antes no podían hacer por
su situación laboral como, por ejemplo, realizar sus 'hobbies' --acordes
con su situación económica-- y estar con su familia y amigos.
"Planificar el día a día hace que la persona que no tiene trabajo
se sienta útil aportando cosas de mucho valor tanto para ella misma como
para su familia. Por tanto, es imprescindible que se adapte a la nueva
situación pensando que esto no es lo terrible sino que, lo terrible es
no intentar estar de la mejor forma posible en estas nuevas
circunstancias", ha comentado.
Pero no sólo estas personas pueden sufrir episodios de depresión
sino que, según ha comentado el coordinador del Grupo de Salud y Mente
de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN),
Enrique Aragonés, también pueden padecer síntomas de ansiedad, de
tristeza o, incluso, sufrir algún tipo de dolor.
"Una forma típica en la que se suelen presentar a las consultas
los pacientes con depresión o con otros trastornos psicológicos es a
través de los síntomas físicos como, por ejemplo, dolor de espalda, de
cabeza o problemas digestivos. Estas patologías no son más que
manifestaciones físicas de un problema psicológico subyacente y que, a
veces, es costoso de sacar a la luz y de que el paciente sea consciente
de ello", ha explicado Aragonés.
Dicho esto, el especialista ha asegurado de que se ha constatado
un "aumento" en el número de pacientes que acuden a las consultas con
este tipo de problemas y que, ha recalcado, se refieren más a trastornos
adaptativos o a reacciones a estas situaciones de desempleo que a
depresiones clínicas "propiamente dichas".
Por estos motivos, los dos expertos han recomendado a este
colectivo que acudan a un especialista cuando haya una sintomatología
"elevada" de ansiedad --taquicardias o sudoración--, estén más de 20
días son dormir y tengan una actitud de irritabilidad constante, dolores
de cabeza o tensión muscular.
"Cuando pasan 20 días y se percibe que no se descansa y que se
está irritable es cuando es el mejor momento para acudir a un
especialista con el objetivo de que estos síntomas disminuyan lo antes
posible y le faciliten hacer una vida de calidad de la mejor manera
posible", ha comentado el experto en psicologías.
Estas declaraciones han sido corroboradas por el miembro de
SEMERGEN, quien, además, ha destacado la importancia de que los
profesionales sanitarios sepan distinguir cuándo se una depresión
clínica y cuándo una reacción de preocupación, de miedo o de tensión,
características a una situación de desempleo.
"Los médicos podemos ayudar muchas veces a estos pacientes pero
debemos resistir la tentación de tratar estas situaciones como si fuesen
enfermedades en las que se necesitan fármacos o antidepresivos porque,
en muchas ocasiones, esto puede ser contraproducente", ha avisado
Aragonés.
Asimismo, el papel de la familia es "esencial" para evitar que la
persona desempleada caiga en una depresión. Por ello, según ha explicado
Prieto, debe comprender la nueva situación, apoyarle y facilitarle que
tenga una serie de rutinas que le hagan sentirse útil.
No obstante, es importante que no le exijan, "de forma desmedida",
la realización de actividades y que, por el contrario, comprendan los
diferentes estados de ánimos por los que puede atravesar y que, además,
no pierdan la comunicación.
"La clave es tener esa empatía de que entendemos y comprendamos la
situación por la que está pasando pero sin bajar la guardia y, poco a
poco, ir explicándole que la persona es mucho más importante que un
trabajo y que esto es algo que es temporal y que, con el tiempo, se
solucionará. Las familias tienen que tener comprensión porque, muchas
veces, forman parte de una ola de presión que no beneficia a esta
persona", ha concluido el vocal del Consejo de Psicólogos de Madrid.
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