Aunque los placebos han jugado un papel
fundamental en la medicina y la investigación clínica, sigue siendo un
misterio por qué estos tratamientos inactivos ayudan a aliviar los
síntomas en algunos pacientes y en otros no. Ahora, investigadores del
Centro Médico Beth Israel Deaconess, y la Harvard Medical School, han
identificado, por primera vez, diferencias genéticas entre los pacientes
que responden al placebo y los que no responden, proporcionando una
nueva pista sobre lo que ha llegado a ser conocido como el 'efecto
placebo'.
Los nuevos hallazgos, publicados en 'PLoS ONE', demuestran que las
diferencias genéticas --que explican las variaciones en los niveles de
dopamina del cerebro-- ayudan a determinar el grado de respuesta al
placebo de una persona. Este descubrimiento no sólo tiene implicaciones
importantes para la atención al paciente, sino que también podría llegar
a ser de gran ayuda para los investigadores en el diseño y realización
de ensayos clínicos que determinan la eficacia de un medicamento.
"Existe una creciente evidencia de que el neurotransmisor dopamina
se activa cuando las personas se anticipan y responden a los placebos",
explica la primera autora, Kathryn Hall, del Centro Médico Beth Israel
Deaconess. Ahora, señala Hall, "esta nueva investigación puede ser capaz
de utilizar la composición genética de una persona para predecir si van
a responder a un placebo".
El efecto placebo se produce cuando los pacientes muestran una
mejora con tratamientos que no contienen ingredientes activos. Para los
investigadores que realizan ensayos clínicos de nuevos medicamentos
--que requieren un control con placebo para determinar su eficacia-- las
respuestas al placebo pueden suponer un reto particularmente difícil,
que requiere reclutar pacientes adicionales con el fin de obtener datos
estadísticamente significativos, lo cual encarece el ensayo.
Debido a que la dopamina es importante para el centro cerebral de
recompensa y dolor, los investigadores comenzaron a buscar un marcador
genético del placebo en la vía de la dopamina. Así, los expertos
descubrieron pronto el gen catecol-O-metiltransferasa (COMT). "COMT es
un excelente candidato porque está implicado en la causa y el
tratamiento de muchas enfermedades, incluyendo la enfermedad de
Parkinson", explica Hall.
Los polimorfismos son variaciones de genes y, en el caso del
polimorfismo val158met, de COMT, los cambios en el gen producen dos
copias del alelo metionina (met), dos copias del alelo valina (val), o
una copia de cada uno. "Las personas con dos copias de met tienen entre
tres y cuatro veces más dopamina disponible en su corteza prefrontal (el
área del cerebro asociada con la cognición, la expresión de la
personalidad, la toma de decisiones y el comportamiento social) que las
personas con dos copias de val", explica Hall.
Los científicos pensaron que si la dopamina estaba involucrada en
la respuesta al placebo, observarían una diferencia entre cómo los
genotipos de dos copias de met, o val, o una copia de cada, responden a
los tratamientos con placebo. Para probar esta hipótesis, los
científicos aprovecharon una oportunidad única, utilizando un ensayo
clínico de 2008, dirigido por Ted Kaptchuk, diseñado para estudiar el
efecto placebo en pacientes con síndrome de intestino irritable (SII).
"En nuestro trabajo original, los pacientes con SII fueron
asignados a uno de tres grupos de tratamiento, y exploramos su respuesta
al placebo", explica Kaptchuk. Armados con esta información, los
científicos tomaron muestras de sangre de los pacientes del estudio
anterior, usando un procedimiento estadístico para analizar los efectos
entre el genotipo de una persona y el tipo de tratamiento recibido.
"A través de nuestro análisis de regresión observamos que, cuando
las copias de met aumentaban, las respuestas al placebo aumentaban de
forma lineal, presumiblemente debido a una mayor cantidad de dopamina
disponible", explica Hall. Los resultados mostraron que, entre los
pacientes con SII, no hubo diferencias en la respuesta al tratamiento
entre aquellos con dos copias de met o val, o una copia de val y met.
Entre los aquellos que recibieron placebo, los genotipos de doble copia
de met mostraron una pequeña mejora sobre la doble copia de val, y la
copia única de met y val. Sin embargo, apunta Hall, uno de los
individuos que había recibido tratamiento con placebo mostró una notable
diferencia: su doble copia de met produjo una mejora seis veces mayor
en los síntomas del SII.
"Estos hallazgos sugieren que es posible que la doble copia de met
sea un marcador genético de la respuesta al placebo, y que la doble
copia de val sea un indicador de la falta de respuesta", afirma Hall.
Aunque los investigadores señalan que se trata de un estudio
pequeño, y que estos hallazgos deben ser más estudiados, éste ofrece un
primer paso importante en el tratamiento con placebo durante la
realización de ensayos clínicos.
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