Una nueva clase de medicamentos reduce a la
mitad el riesgo de los pacientes a contraer la enfermedad injerto contra
huésped (EICH), un efecto secundario grave y a menudo mortal en los
tratamientos de trasplante de médula ósea, según un estudio de
investigadores del Centro Oncológico Integral de la Universidad de
Michigan (Estados Unidos), cuyos resultados se presentarán este domingo
en la 54 Reunión Anual de la Sociedad Americana de Hematología.
El estudio, el primero en probar este tratamiento en las personas
combinando el fármaco vorinostat con el tratameitno estándar tras el
trasplante, concluye que el 21 por ciento de los pacientes desarrollan
enfermedad injerto contra el huésped en comparación con el 42 por ciento
de los pacientes que registran esta condición normalmente con los
medicamentos estándar por sí solos.
"La enfermedad injerto contra huésped crónica es la complicación más
grave del trasplante que limita nuestra capacidad de ofrecer tratamiento
de manera más amplia. Las estrategias de prevención actuales se han
mantenido prácticamente sin cambios durante los últimos 20 años",
explica el autor principal del estudio, Sung Choi, profesora asistente
de Pediatría de la Facultad de Medicina de la UM. En este sentido,
destaca que su investigación sugiere que puede haber "una potencial
nueva manera de prevenir esta enfermedad.
Vorinostat está actualmente aprobado por la agencia norteamericana
del medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) para el tratamiento de
ciertos tipos de cáncer. Pero los investigadores de la UM, dirigidos por
el doctor Pavan Reddy, profesor asociado de Medicina Interna en la
Escuela de Medicina de la UM, descubrieron en el laboratorio que el
fármaco tenía efectos antiinflamatorios, por lo que la hipótesis podría
ser útil en la prevención de injerto contra huésped crónica, una
condición en la que las nuevas células donantes comienzan a atacar a
otras células en el cuerpo del paciente.
Los 47 primeros pacientes de la investigación, adultos mayores
sometidos a un trasplante de médula ósea de intensidad reducida con
células donadas de un pariente, recibieron medicación estándar que se
utiliza después de un trasplante para evitar la reacción del injerto
contra el huésped y vorinostat, que se administra en forma de pastilla
por vía oral.
Los científicos descubrieron que vorinostat era seguro y tolerable
para dar a esta población vulnerable, con efectos secundarios
manejables, además de tener tasas de muerte y recaída de cáncer
similares a los promedios históricos, unos resultados similares a los
hallados en el laboratorio con ratones. "Este es un enfoque completamente nuevo en la prevención de la enfermedad injerto contra huésped", afirma Choi.
Específicamente, vorinostat se dirige a las histona desacetilasas,
que son diferentes de las moléculas habituales dirigidas por los
tratamientos tradicionales. "Vorinostat tiene un doble efecto como
anticancerígeno y un agente antiinflamatorio, que es lo que le hace
potencialmente grande en su uso para evitar la reacción del injerto
contra el huésped, ya que también puede ayudar a prevenir que la
leucemia regrese", destaca Choi.
El estudio continúa con nuevas inscripciones de participantes, con la
intención de probar vorinostat en pacientes que reciben un trasplante
de un donante no relacionado, lo que conlleva un mayor riesgo de
enfermedad injerto contra huésped.
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