Investigadores del Instituto de Células
Madre de Harvard (HSCI), en Cambridge, Massachusetts (Estados Unidos),
han descubierto una hormona, betatrophin, que hace que los ratones
produzcan células beta pancreáticas secretoras de insulina a velocidades
de hasta 30 veces la tasa normal. Así, los científicos creen que se
puede ser una potencial terapia radicalmente más eficaz contra la
diabetes tipo 2 y que también podría actuar en el tratamiento contra la
diabetes tipo 1.
Estas nuevas células beta producen insulina sólo cuando se lo pide
el cuerpo, ofreciendo la posibilidad de una regulación natural de la
insulina y una gran reducción de las complicaciones asociadas con la
diabetes, la causa principal de amputaciones médica y la pérdida no
genética de la visión, según los resultados de la investigación,
publicada este jueves en la edición online de la revista 'Cell' y
programada para su edición impresa del 9 de mayo.
Los investigadores que descubrieron betatrophin, el codirector de
HSCI Doug Melton y el becario postdoctoral Peng Yi, advierten que aún
queda mucho trabajo por hacer antes de poder ser utilizado como un
tratamiento en humanos. Sin embargo, los resultados de su trabajo, que
fue apoyado en gran parte por una beca de investigación federal, ya han
atraído la atención de los fabricantes de medicamentos.
"Si esto se pudiera utilizar en las personas, eventualmente podría
significar que, en lugar de ponerse las inyecciones de insulina tres
veces al día, es posible administrar una inyección de esta hormona, una
vez a la semana o una vez al mes o en el mejor de los casos puede que
incluso una vez al año", adelantó Melton, profesor de la Universidad de
Harvard y codirector del Departamento de Células Madre y Biología
Regenerativa del centro universitario.
La diabetes tipo 2, una enfermedad asociada a la epidemia nacional
de obesidad, generalmente es causada por una combinación de exceso de
peso y falta de ejercicio y hace que los pacientes pierdan lentamente
las células beta y la capacidad de producir insulina adecuada. "Nuestra
idea es relativamente simple: nos gustaría ofrecer esta hormona para que
el diabético tipo 2 tenga más de sus propias células productoras de
insulina y ralentice o detenga la progresión de la diabetes. Nunca he
visto ningún tratamiento que cause un salto tan grande en la replicación
de las células beta", afirma Melton.
Aunque Melton ve betatrophin principalmente como un tratamiento
para la diabetes tipo 2, cree que podría desempeñar un papel en el
tratamiento de la diabetes tipo 1, de tal forma que, tal vez aumente el
número de células beta y ralentice la progresión de esta enfermedad
autoinmune cuando se diagnostica por primera vez.
El trabajo con la Oficina de Desarrollo de Tecnología de la
Universidad de Harvard, Melton y Yi ya tienen un acuerdo de colaboración
con Evotec, una empresa alemana de biotecnología que ahora cuenta con
15 científicos que trabajan en el desarrollo de betatrophin, compuesto
que ha sido autorizado para Janssen Pharmaceuticals, una compañía de
Johnson & Johnson.
Como suele ser el caso en la investigación de la ciencia básica, la
casualidad jugó un papel importante en el descubrimiento de betatrophin,
que Melton y Yi originalmente llamaron Rabbit porque lo descubrieron
durante el año chino del conejo y porque hace que las células beta se
multipliquen rápidamente.
Durante más de 15 años, el principal objetivo del trabajo de
Melton ha sido la diabetes tipo 2, pero también la menos menos común
tipo 1 o diabetes juvenil, en la que empezó a centrarse cuando su hijo
fue diagnosticado con ella cuando era un bebé y, más tarde, también fue
diagnosticada en su hija. Además, la mayor parte del trabajo de Melton
ha implicado el uso de células madre, aunque éstas no jugaron ningún
papel directo en el descubrimiento de betatrophin.
"Me gustaría decir que este descubrimiento vino de pensamiento
profundo y sabíamos que íbamos a encontrar esto, pero fue más un poco de
suerte", explicó Melton, quien además de sus funciones en Harvard
trabaja en el 'Howard Hughes Medical Institute' (Estados Unidos). "Nos
preguntábamos qué sucede cuando un animal no tiene suficiente insulina.
Tuvimos la suerte de encontrar este nuevo gen que había pasado casi
desapercibido antes", añadió.
"Otra sugerencia vino de estudiar algo que la gente conoce pero no
mucho: lo que sucede durante el embarazo. Cuando una mujer queda
embarazada, su carga de hidratos de carbono, su llamado a la insulina,
puede aumentar una cantidad enorme debido a las necesidades de peso y la
nutrición del feto. Durante el embarazo, hay más células beta
necesarias y resulta que esta hormona aumenta durante el embarazo. Nos
fijamos en ratones embarazadas y vimos que cuando el animal se queda
embarazada esta hormona se activa para producir más células beta",
relata.
Melton y Yi han estado trabajando en el proyecto durante más de
cuatro años, pero el gran avance se produjo el 10 de febrero de 2011.
"Estaba sentado allí en el microscopio en busca de todas estas células
beta replicantes --dijo Yi--, y apenas podía creer lo que veía. Nunca
antes había visto este tipo de replicación dramática". Al principio no
estaba seguro de si repetir el experimento o contárselo a Melton
inmediatamente, pero optó por lo segundo: "Le mostré la imagen y le dije
que es una proteína secretada, por lo que estaba muy entusiasmado con
el resultado", recuerda Yi.
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