Con la llegada del verano y las elevadas
temperaturas aumentan las recomendaciones y los cuidados de la piel,
cuando llega el otoño la población se relaja frente la fotoprotección y
la hidratación sin ser conscientes de que con el frío y el aire invernal
la piel se vuelve más frágil e irritada si no se mantienen los
cuidados.
"La piel sufre de manera diferente en inverno que en verano. En
verano podríamos distinguir la exposición solar, que es una de las cosas
que causan más problemas a la larga, pero la protección solar debería
usarse todo el año, porque la exposición al sol en primavera, otoño e
invierno supone el doble de horas que la exposición que se sufre en
verano", recuerda el médico adjunto del Servicio de Dermatología del
Hospital Central de Defensa, en Madrid, el doctor Santiago Vidal.
Por lo tanto, "no se trata de extremar las precauciones en
invierno sino continuar con la protección, advierte este experto que ha
participado en las jornadas de prevención de patologías de la piel
relacionadas con el frío, en la que colabora la Academia Española de Dermatología y
Venereología.
Entre los agentes que más pueden afectar en esta época del año,
además del frío y el aire entre los medioambientales, se encuentran los
cambios de temperatura que produce pasar del calor de la calefacción al
frío de la calle. Dentro de la higiene, hay agentes que pueden ser "muy
perjudiciales" como el agua muy caliente de las duchas, además puede
perjudicar ducharse durante mucho tiempo y determinados agentes
químicos como los presentes en geles o el cloro de las piscinas.
Por otra parte, "las actividades al aire libre conllevan un riesgo
añadido por la exposición solar, muchas veces no somos conscientes
porque al hacer frío pensamos que el sol no afecta a la piel", reitera.
Dejando a un lado la radiación solar, para lo que solo existe una
recomendación que es protegerse a diario - "en invierno un 30 y en
verano un 50", explica-; la deshidratación por el frío que provoca que
aumente la sequedad de la piel, y, por tanto, dependiendo el caso, la
piel se puede volver más seca hasta convertirse en frágil llegando
incluso a producirse irritaciones.
Las pieles que más sufren son las más delicadas, que son la de los
más pequeños y los más mayores, "ambos son los que tienen la piel más
frágil". En estos casos, hay que buscar productos de higiene diarios
adecuados a esas pieles y a las actividades que realicen, teniendo en
cuenta que "a los niños y los mayores suelen recomendarse actividades al
aire libre, evidentemente esto les agrede y reseca la piel".
En el caso del resto de adultos siempre es recomendable una
hidratantes, si se trata de una piel seca los cuidados deben ser muy
parecidos a los de los niños, es decir jabones especiales y mucha crema
hidratante, "ya que al final se puede convertir en una piel frágil e
irritable parecida a la de los más mayores".
Por otra parte, aconseja extremar la hidratación a aquellas
personas que hacen deportes como la natación o correr al aire libre, en
estos caso un mal cuidado puede resecar la piel llegando incluso a un
cuadro de dermatitis. En estos casos, además aconseja el uso de
emolientes seleccionados cuidadosamente adaptados a la piel.
Más allá de estos consejos es recomendable introducir en el
cuidado diario otras pautas de higiene, así debe tenerse en cuenta, como
evitar las duchas largas o que el agua esté muy caliente y tratar de no
utilizar la esponja o frotarse en exceso. Aparte, recomendar productos
de dermocosmética de un laboratorio que responda a sus productos con un
departamento médico y farmacéutico competente.
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