EDIMBURGO.- Mantener un peso adecuado es uno de los
pilares de una buena salud y en muchos casos esto pasa por realizar una
dieta para adelgazar. Las dietas altas en proteínas y bajas en carbohidratos se encuentran entre las más seguidas, sin embargo, existen ya investigaciones que alertan sobre sus posibles efectos perjudiciales sobre la salud intestinal.
Según explica la doctora Silvia W. Gratz, del Instituto de
Nutrición y Salud Rowett de la Universidad de Aberdeen (Escocia), en un
artículo publicado en el sitio web de la Sociedad de Nutrición (www.nutritionsociety.org)
las dietas altas en proteínas y bajas en carbohidratos son muy
populares ya que ayudan a promover la sensación de sentirnos llenos
mediante un consumo calórico más bajo del habitual.
Sin embargo, la experta señala que el bajo consumo de
carbohidratos y, en concreto, de fibras en la dieta procedentes de los
cereales y los vegetales presenta problemas para la salud intestinal. Así, un bajo consumo de fibra en la dieta se vincula con un mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
La investigación del equipo de Gratz se centra en la exploración
de la relación entre la proteína de la dieta, la carne roja, los
carbohidratos y la fibra dietética sobre la formación de posibles
productos de descomposición perjudiciales en los intestinos humanos.
Gratz explica que los bajos consumos de carbohidratos y de fibra en la dieta cambian las poblaciones de bacterias que viven en el colon humano. Esto disminuye la producción de los productos de fermentación bacteriana
beneficiosos como el butirato de ácidos grasos de cadena corta, una
pequeña molécula que mantiene a las células intestinales sanas.
Uno de los estudios de la investigadora mostró que cuando los
voluntarios que participaban en el trabajo consumían dietas bajas en
carbohidratos disminuían los ácidos grasos de cadena corta beneficiosos.
Además, los resultados publicados en la revista 'American Journal of Clinical Nutrition'
también señalaban que con un mayor consumo de carne roja estas personas
presentaban mayores niveles de componentes N-nitroso, un grupo de
químicos que causan cáncer y que se forman en los intestinos.
Así, Gratz señala que al seguir una dieta con una alto consumo de
carne roja se produce una movilización de más proteínas hacia el colon y
las bacterias del colon utilizan estas proteínas y aminoácidos como
fuente de energía. La fermentación de los aminoácidos da lugar de esta
forma a subproductos perjudiciales en el sistema intestinal como los
componentes N-nitroso.
Un trabajo posterior del equipo escocés publicado en 'Journal of Nutrition'
muestra que además del mayor consumo de carne roja, el consumo elevado
de nitratos procedentes de la lechuga, espinacas y algunos vegetales de
raíz también aumenta la formación de componentes N-nitroso en los
intestinos humanos. Sin embargo, continúan los autores, las comidas
ricas en vitamina C y la fibra dietética de los productos cereales
protegen contra la formación de tales componentes tóxicos en los
intestinos.
La autora concluye que un equilibrio sano entre el consumo
de carne roja y proteínas en la dieta, que ayudan a sentirnos llenos, y
las fibras dietéticas que son importantes para mantener nuestra salud
intestinal es esencial para promover la salud en su conjunto.
La Fundación Mundial de Investigación del Cáncer recomienda que el
consumo de carne roja debe ser limitado a no más de 500 gramos por
semana, con la menor cantidad posible de carne procesada para minimizar
el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
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