BERLÍN.- Los trastornos del sueño son habituales en pacientes con Parkinson y van desde problemas para dormir hasta una excesiva somnolencia y, según un grupo de Investigadores de la Facultad de Medicina Carl Gustav Carus
de la Technische Universität Dresden, su aparición puede
considerarse como un indicador precoz del inicio de la enfermedad.
Los autores han recordado en el último número de la revista 'Journal of Parkinson's Disease' que hasta el 70 por ciento de los afectados por esta enfermedad neurológica tiene problemas de sueño que suelen tener un alto impacto negativo en su calidad de vida.
De hecho, cuando hay una somnolencia excesiva aumenta el riesgo de
caídas o lesiones y es aconsejable que los pacientes dejen de conducir.
Además, también puede afectar a su nivel de concentración y capacidad cognitiva, aumentando el riesgo de depresión y condicionando en muchos casos su capacidad laboral.
Por ello, en el trabajo los investigadores querían analizar las
causas de estos problemas para saber si existe alguna relación con la
propia enfermedad o con los medicamentos que consumen muchos de estos
pacientes, ya que en algunos casos puede tener amplios efectos adversos y empeorar a medida que la enfermedad avanza.
"El diagnóstico, el tratamiento y la gestión eficaz de estos
problemas son esenciales para mejorar la calidad de vida de estos
pacientes", ha reconocido Wiebke Schrempf, del Departamento de Neurología de la División de Enfermedades Neurodegenerativas de Dresden y principal autor del estudio.
En su trabajo observaron que algunos trastornos del sueño están
relacionados con los medicamentos dopaminérgicos utilizados para tratar
los síntomas motores. De hecho, unas dosis más bajas de levodopa o agonistas de la dopamina son capaces de mejorar la calidad del sueño,
en parte mediante la reducción de los síntomas motores como
hipoquinesia nocturna (movimiento corporal disminuido), disquinesia
(movimientos voluntarios anormales) o temblor (temblor involuntario),
que interfiere con el sueño normal. Sin embargo, los mismos medicamentos
también pueden causar una excesiva somnolencia diurna.
En todos estos casos, los investigadores creen que el cambio de
medicamento, la dosis, la duración o la pauta de administración pueden
servir para mejorar los resultados.
Pero los problemas del sueño también pueden ser precursores de una
futura enfermedad neurodegenerativa, apuntan los autores, ya que cuando
aparecen estos trastornos se da una pérdida intermitente de la
relajación muscular normal durante el sueño REM y pueden tener
comportamientos anormales que les lleven a gritar, reír o dar patadas o
manotazos.
"Los trastornos del sueño parecen ser un buen predictor clínico de las enfermedades neurodegenerativas emergentes
con una alta especificidad y baja sensibilidad, mientras que otras
características clínicas iniciales del Parkinson, como la disfunción
olfativa y el estreñimiento, son menos específicos", ha reconocido
Schrempf.
Por ello, este experto cree que estas primeras pistas pueden
ayudar a identificar a los pacientes con Parkinson "antes de que
aparezcan los síntomas motores, cuando el tratamiento de la enfermedad
puede ser más beneficioso".
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