BARCELONA.- Cuando hablamos coloquialmente de 'ataque al corazón' nos referimos a conceptos tan diferentes (aunque puedan estar relacionados) como un paro cardíaco o un infarto. Hay que tener claro que el paro cardíaco ocurre en cualquier muerte, simplemente porque a toda persona que fallece se le para el corazón.
Así lo explica el doctor Albert Ariza Solé, presidente de la Asociación de Cardiopatía Isquémica y Cuidados Agudos Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), quien defiende que, en muchas circunstancias, el infarto es la causa más frecuente de paro cardíaco.
"Tomando actitudes cardiosaludables se acostumbra vivir más y mejor. No fumar, no beber, cuidar de nuestra alimentación y seguir los controles de salud son fundamentales en nuestro día a día. Si tuviera que elegir una sola medida, beneficiosa para muchas enfermedades y para el estado de ánimo, es el hacer ejercicio. Caminar una hora y media al día. Sólo con eso, la salud cardíaca, y la de todos los órganos, así como la salud mental, mejoran", destaca el cardiólogo.
Con ello, recuerda que el corazón es un órgano que bombea sangre a todos los órganos del cuerpo, y lo hace una serie de veces al minuto. "Así se logra que la sangre llegue a todas las partes de nuestro cuerpo. Pero en el caso del paro cardíaco, el latido se detiene. Si eso se mantiene durante más de tres minutos hay consecuencias que pueden llegar a ser irreversibles, sobre todo a nivel neurológico; pero también pueden verse en otros órganos, llegando a ser mortal en bastantes casos", indica el experto.
El doctor Ariza subraya que cuando el corazón se para de forma súbita, si no se actúa de forma rápida, conforme avanza el tiempo, las posibilidades de revertir esa situación serán cada vez menores, siendo lo más habitual en estos casos el que el paciente fallezca, porque las causas que han motivado ese paro cardíaco no se han podido corregir.
"Cuando se actúa de forma rápida y se controla la causa, se puede revertir y estabilizar el paciente. En pacientes reanimados tras un paro cardíaco, si esto no se hace de forma precoz, pueden aparecer consecuencias a nivel neurológico debido a la muerte de neuronas, un tejido sin capacidad de repararse de forma satisfactoria; esto se manifiesta con secuelas tan graves como el coma, las convulsiones, o el estado vegetativo", detalla el miembro de la Sociedad Española de Cardiología.
Entre las causas del paro cardíaco, el doctor indica que depende mucho del contexto en el que se dé, ya que si se trata de un paciente sano lo más habitual es que sea de causa propiamente del corazón, siendo lo más frecuente el infarto de miocardio.
"Un infarto de miocardio es una enfermedad por la que el riego de sangre que va por las arterias coronarias es interrumpido de forma brusca, generalmente por un coágulo que impide ese riego, y que afecta enormemente al músculo del corazón (miocardio). Al no recibir el riego que necesita, esto se manifiesta habitualmente con dolor en el pecho", agrega, al tiempo que recuerda que un paro cardiaco también puede ocasionarse por otras enfermedades del músculo del corazón o por problemas en las membranas de las células del corazón.
Además, señala que el paro cardíaco también puede tener lugar en aquellos pacientes que presenten enfermedades graves en otros órganos, que cuando empeoran mucho se puede producir un paro cardíaco.
"Por ejemplo, un paciente con una úlcera de estómago con una hemorragia digestiva que no cesa, llega un momento en el que hay tan poca sangre en el cuerpo que aparece un fallo multiorgánico que puede llevar a un paro cardíaco. O un enfermo de COVID-19 grave, al bajar su oxígeno en sangre tanto, si no proporciona un soporte respiratorio se puede producir un fracaso multiorgánico y a su vez un paro cardíaco", agrega.
Una de las características de un infarto de miocardio, según destaca el cardiólogo, es que éste suele deberse a la 'arterioesclerosis', una patología que progresa a lo largo de los años, en muchos casos sin presentar síntomas. "En esta patología se acumulan placas de colesterol en las paredes de las arterias que dificultan el riego sanguíneo, en la mayoría de casos facilitado por unos malos hábitos de vida", mantiene el doctor Ariza.
Es más, sostiene que pacientes con factores de riesgo (colesterol, diabetes, hipertensión, fumadores o sedentarios) tienen más posibilidades de padecerla: "Cuando estas placas de colesterol progresan mucho, se pueden romper llegando a obstruir completamente la arteria. De ahí la importancia de la prevención y de llevar un estilo de vida saludable".
Ahora bien, el presidente de la Asociación de Cardiopatía Isquémica y Cuidados Agudos Cardiovasculares de la SEC destaca que el pronóstico de los pacientes con infarto de miocardio ha cambiado mucho en los últimos años, debido al gran avance en las técnicas y procedimientos para vencer a tiempo las consecuencias de los infartos.
En un infarto de miocardio, según prosigue, si la zona del corazón afectada no recibe sangre durante un periodo largo en el tiempo, se generará una cicatriz en el corazón que, entre otras consecuencias, puede producir una reducción en la fuerza contráctil del músculo cardíaco, además de arritmias graves, complicaciones mecánicas, o incluso la muerte del paciente.
Por eso, ante la aparición de síntomas compatibles (sobre todo dolor en el pecho), el doctor Ariza recomienda llamar al 112 o acudir a un centro hospitalario donde, de forma individualizada, se valorará el caso, y se realizará probablemente un electrocardiograma. En caso de confirmarse el diagnóstico, se activará rápidamente el sistema de emergencia previsto para estas situaciones.
"Para desobstruir la arteria lo antes posible se realiza en la gran mayoría de casos un cateterismo cardíaco, que si se lleva a cabo en menos de hora y media se minimizarán las secuelas", concluye el miembro de la SEC.
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