MADRID.- Varios estudios españoles de prevalencia han evidenciado que más del 50 por ciento de la población en España tiene carencia de vitamina D.
Este problema se ha observado en algunas investigaciones de
determinados colectivos, como por ejemplo en el 80 por ciento de los
ancianos, el 62 por ciento de un grupo de embarazadas y el 61 por ciento
de un grupo de estudiantes de medicina de Las Palmas de Gran Canaria, según publica Redacción Médica.
Se habla de una cierta paradoja, dado que en países escandinavos donde los niveles de esta vitamina comparados con España son iguales o más bajos. “Esto se puede deber al poco consumo de alimentos fortificados con vitamina D y tener la piel más oscura”, indica el doctor Juan Carlos Percovich, endocrino de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ruber Internacional de Madrid. Según este experto, su déficit puede causar raquitismo en los niños (poco frecuente en España) y osteomalacia y osteoporosis en los adultos. Aunque también puede tener repercusión fuera de la salud ósea.
La vitamina D es una prohormona que termina de crearse en la piel bajo la influencia de la luz solar. “Es así como el 7-dehidrocolesterol epidérmico (enzima que cataliza la producción de colesterol), se convierte en colecalciferol (o vitamina D3, es una forma de vitamina D), que a través de las proteínas trasportadoras llega al hígado y se transforma finalmente en una verdadera hormona activa tras la acción de la 1-Alpha-hidroxilasa del riñón”, explica Percovich.
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Existen otras células aparte de las renales que contienen 1-α-hidroxilasa y pueden producir vitamina D activa.
Entre ellas están dos tipos de células implicadas en la defensa: las
dendríticas y los macrófagos. Ambas actúan en el sistema inmune.
Tal y como explica el doctor Percovich, la vitamina D estimula a la inmunidad innata a través de las células del sistema inmunitario (los macrófagos). Éstas detectan a los microbios y, mediante una serie de procesos, activan a la 1-Alpha-hidroxilasa produciendo vitamina activa que ingresa a su núcleo. “A partir de ahí se liberan diferentes moléculas (péptidos) contra los microbios. Las primeras son las Beta-defensinas que liberan interleucinas o proteínas segregadas que actúan como moléculas mensajeras en la comunicación celular, y otras células proinflamatorias, que contribuyen a la destrucción de los virus y bacterias”.
Las segundas son las células dendríticas, también reguladas por la vitamina D, este tipo de células producidas en la médula ósea y que se encuentran en la sangre, piel y en el tracto digestivo y respiratorio, “actúan disminuyendo diferentes células proinflamatorias, pero no es que bajen nuestros mecanismos protectores, sino que regula el exceso de los mismos, dado que toda respuesta inflamatoria e inmune necesita ser controlada y dirigida al microorganismo que nos está causando daño. Si esto no es así, puede generar una tormenta de citoquinas, que puede resultar perjudicial para el individuo, de ahí la importancia de los nuevos estudios sobre la vitamina D”, subraya Juan Carlos Percovich.
Tal y como explica el doctor Percovich, la vitamina D estimula a la inmunidad innata a través de las células del sistema inmunitario (los macrófagos). Éstas detectan a los microbios y, mediante una serie de procesos, activan a la 1-Alpha-hidroxilasa produciendo vitamina activa que ingresa a su núcleo. “A partir de ahí se liberan diferentes moléculas (péptidos) contra los microbios. Las primeras son las Beta-defensinas que liberan interleucinas o proteínas segregadas que actúan como moléculas mensajeras en la comunicación celular, y otras células proinflamatorias, que contribuyen a la destrucción de los virus y bacterias”.
Las segundas son las células dendríticas, también reguladas por la vitamina D, este tipo de células producidas en la médula ósea y que se encuentran en la sangre, piel y en el tracto digestivo y respiratorio, “actúan disminuyendo diferentes células proinflamatorias, pero no es que bajen nuestros mecanismos protectores, sino que regula el exceso de los mismos, dado que toda respuesta inflamatoria e inmune necesita ser controlada y dirigida al microorganismo que nos está causando daño. Si esto no es así, puede generar una tormenta de citoquinas, que puede resultar perjudicial para el individuo, de ahí la importancia de los nuevos estudios sobre la vitamina D”, subraya Juan Carlos Percovich.
En noviembre del 2020 el doctor Joliffe ha publicado en el International Journal of Molecular Medicine un metanálisis con 46.331 pacientes, en el que se relaciona cierta protección contra infecciones respiratorias agudas con una suplementación de vitamina D. Otros especialistas en la materia como el doctor Yi Xu explica en un artículo publicado recientemente en Nutrients, que la vitamina D podría actuar como un inmunosupresor inhibiendo el síndrome de liberación de citoquinas en Covid-19, que son en parte una de las causas del síndrome de dificultad respiratoria aguda de este tipo de infección.
Asimismo, en diciembre del 2020, el doctor Bijesh George del Centro Rajiv Gandhi y dos prestigiosas universidades estadounidenses han encontrado que en pacientes con Covid-19 los niveles del receptor de la vitamina D en las células del lavado bronquioalveolar pulmonar estaban reducidos y que la regulación de diferentes genes por parte de la vitamina estaba alterada. “Todo esto ha hecho que muchos científicos como el doctor Mc Cartney de la Universidad de Dublín se inclinen por recomendar optimizar los niveles de vitamina D en diferentes grupos de riesgo en espera de nuevos estudios”, indica el doctor Percovich.
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Por otro lado, continua este especialista -, el tener una vitamina D en niveles adecuados ha demostrado muchas ventajas. “Disminuye las reagudizaciones en pacientes con asma y EPOC, reduce los marcadores de inflamación en pacientes con diabetes y protege el sistema cardiovascular. Además, influye positivamente en algunos tipos de cánceres y al encontrarse sus receptores en casi todas las células del sistema inmune, se hipotetiza sobre el papel preventivo en las enfermedades autoinmunes”.
El doctor Percovich recomienda que, si la vitamina D ha sido solicitada por el médico, se debe trazar una estrategia para que no vuelva a descender, inicialmente y de forma frecuente en medicamento y ya que la fuente principal de vitamina D (90 por ciento) es la exposición solar, el experto aconseja que se tomen unos veinte minutos al día, pero sin olvidar el consumo de alimentos adecuados y, en muchas ocasiones, tener que dejar vitamina D de mantenimiento.
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