LONDRES.- Las bacterias o virus como la gripe que causan neumonía pueden propagarse a través de grandes regiones del pulmón en el transcurso de horas. Estas bacterias o virus suelen ser controlados por los antibióticos o por el sistema inmunológico del cuerpo en los primeros días de la enfermedad. Pero un estudio publicado en la revista científica 'Nature' por investigadores de Northwestern Medicine (Estados Unidos) ha mostrado que la neumonía por COVID-19 es diferente.
En lugar de infectar rápidamente grandes regiones del pulmón, el virus se instala en múltiples áreas pequeñas del pulmón. Luego secuestra las células inmunes de los pulmones y las utiliza para propagarse por el pulmón durante un período de muchos días o incluso semanas, como los múltiples incendios forestales que se propagan por un bosque.
A medida que la infección se mueve lentamente a través del pulmón, deja daños a su paso y continuamente alimenta la fiebre, la baja presión sanguínea y los daños en los riñones, el cerebro, el corazón y otros órganos.
Según los autores de este estudio, las complicaciones graves de COVID-19 comparadas con otras neumonías podrían estar relacionadas con el largo curso de la enfermedad en lugar de con una enfermedad más grave.
Este es el primer estudio en el que los científicos analizaron las células inmunes de los pulmones de los pacientes con neumonía por COVID-19 de manera sistemática y las compararon con las células de los pacientes con neumonía por otros virus o bacterias.
Como resultado del análisis detallado, los investigadores identificaron objetivos críticos para tratar la neumonía severa del SARS-CoV-2 y disminuir sus daños. Los objetivos son las células inmunes: macrófagos y células T. El estudio sugiere que los macrófagos (células típicamente encargadas de proteger el pulmón) pueden ser infectados por el SARS-CoV-2 y pueden contribuir a propagar la infección a través del pulmón.
Tras estos resultados, los investigadores probarán un medicamento experimental para tratar estos objetivos en pacientes con neumonía COVID-19 en un ensayo clínico a principios de 2021. El fármaco que se probará silencia la respuesta inflamatoria de estas células inmunes, permitiendo así el inicio del proceso de reparación en el pulmón lesionado.
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