jueves, 26 de diciembre de 2024

El demoledor informe de EEUU sobre las decisiones equivocadas de la pandemia / José Carlos Rodríguez *


Bajo el techo del Capitolio, como parte de la actividad ordinaria de la Cámara de Representantes, se ha realizado durante casi dos años un incesante trabajo de investigación sobre la pandemia creada por el Covid-19. La labor del subcomité sobre la pandemia del coronavirus comenzó el noveno día de 2023, y el 2 de diciembre de este año concluía con la publicación de un informe de más de medio millar de páginas.

Median entre una y otra fecha más de un centenar de escritos de investigación, más de una treintena de entrevistas y declaraciones, y el resultado de 25 sesiones celebradas en la sede de la Cámara. Los redactores del informe han revisado más de un millón de páginas de documentos. 

Los redactores del informe dicen que constituye «la investigación más profunda de la pandemia que se ha realizado hasta el momento». Lo cierto es que, incluso echando agua a la enésima declaración triunfalista de los políticos, podemos estar de acuerdo en que es así. El subcomité está conducido por representantes de los dos partidos, que es como se hacen allí las cosas.

A diferencia de España, los Estados Unidos tienen un Parlamento, y no un teatro con guiñoles manejados por los líderes de los partidos. Aquello es una democracia. El informe reparte estopa a diestro y siniestro. Al Gobierno federal de los Estados Unidos, que financió durante años el famoso laboratorio de Wuhan. A la Administración Trump, por no proteger a los trabajadores. Al propio Congreso, por aprobar medidas sin respaldo científico, o siquiera basado en una recta razón. A Joe Biden. Todos quedan retratados. 

Las conclusiones del informe le hacen a uno moverse en la silla. No son reconfortantes. No son amables tampoco con nosotros, con la mayoría de la población; ni allí, ni aquí. Especialmente con los de aquí. 

El origen de la pandemia es político. No fue un capricho de la naturaleza, sino un capricho de un laboratorio operado por dos poderosos Estados, los de China y los Estados Unidos. El virus es artificial. Por él, murieron millones de personas. Que el negocio de la política es la muerte, ya lo sabíamos. Lo volvemos a comprobar. Debemos pensar que el virus se escapó. Que si logró arruinar la reelección de Trump, fue como una consecuencia no buscada. Que la torpeza es condición eterna del hombre, y que la suerte no siempre nos acompaña. 

Otro de los hallazgos del informe es que la medida del distanciamiento social, tal como reconoció el doctor Fauci, «simplemente apareció» entre sus conversaciones, sin otro respaldo científico fuera de un «¿y por qué no?». La distancia social entorpeció el ritmo de nuestras interacciones, que son la base de la sociedad, y fue parte de la justificación detrás de los confinamientos. 

El gobierno nos estabuló. ¿Qué mejor distancia que la que media entre la casa de uno y la de los demás? Todo a lo que se le añade el adjetivo «social» conduce a la muerte, y así pasó con la distancia interpersonal. El informe también revela que nunca hubo una justificación científica para encerrarnos en casa. Fue otra decisión política arbitraria. 

En marzo de 2020 avisé de que los encierros iban a costar muchas vidas, y cuatro años y medio después sabemos que, efectivamente, es así. Los confinamientos tuvieron un enorme coste en términos de salud pública. Por supuesto, detener el normal funcionamiento de nuestra sociedad ha tenido un coste económico apabullante, que también es un coste en el cómputo de muertes; otra de las conclusiones del informe. 

Nunca hubo una base científica detrás de la decisión de taparnos la boca con mascarillas, nos dice el informe. La verdad, ya lo sabe el lector, es que todas las evidencias apuntan en el sentido contrario: no sirven para nada, a no ser que seas Koldo, Ábalos, u algún otro amigo de Pedro Sánchez.

Las vacunas contra el Covid no evitaban la transmisión del virus. Su aprobación fue arbitraria, y las medidas adoptadas para hacerlas obligatorias, no tenían más ciencia que la de ejercer un poder absoluto sobre nuestros cuerpos. 

España se destacó por asumir la política china de encierros masivos y prolongados. Las consecuencias para nuestra salud y nuestra economía fueron desastrosas. Pero lo peor no son las consecuencias, sino el carácter totalitario de los encierros. El gobierno, simplemente, cercenó nuestra libertad de forma generalizada. Y nosotros, nos dejamos pisotear.

Más allá de las conclusiones del informe, creo que podemos asumir otras conclusiones no menos perturbadoras. La primera es que los gobiernos nos mintieron. También la Organización Mundial de la Salud, que según el informe se plegó a las presiones de China al hacer sus recomendaciones. 

Y no sólo nos mintieron los gobiernos. Siempre lo hacen. Nos mintieron los medios de comunicación. No todos, pero sí la mayoría. Actuaron como correa de transmisión del poder. Por suerte, la sociedad está aprendiendo a desconfiar de muchos de esos medios de comunicación, pero no lo suficientemente rápido. 

De la mano de la supuesta lucha contra la pandemia, gobiernos y organismos públicos, siempre con el apoyo de una parte de la prensa, censuraron todos los mensajes críticos con el discurso oficial sobre el origen de la pandemia y las políticas adoptadas para detenerla. A quienes mostraban una actitud científica, o al menos escéptica, se les llamó «negacionistas» y «conspiranoicos». Los mismos gobiernos que actuaban contra la sociedad al margen de lo que dijera la ciencia. 

Y nosotros. El lector probablemente haya sido un pardillo dando por buenas muchas de las mentiras que nos han dicho en este tiempo. Yo he sido uno de ellos. Bien, nunca comulgué con las ruedas de molino de los confinamientos o las mascarillas, pero ¿cómo iban a mentirnos sobre las vacunas? Pues lo hicieron.

El mismo comité científico que le informó al Gobierno de Sánchez sobre los confinamientos, ¿se acuerdan? Ese comité fantasma, es el que ha guiado la política en otros gobiernos. Espero que si hay otra pandemia de origen político, la sociedad reaccione ignorando a los gobernantes.

 

 (*) Periodista español

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Los «negacionistas» teníamos razón / José Javier Esparza *




Entiendo muy bien que a tanta gente le resulte enojoso hablar de esto. Al fin y al cabo, a nadie le gusta aceptar que ha sido engañado, manipulado, sometido, avasallado. Como se nos engañó, manipuló, sometió y avasalló durante la pandemia del Covid-19. 

Pero fue tan serio el daño que hizo el poder en aquellos días, fue tan salvaje el desafío a la racionalidad y tan impune el pisoteo de nuestras libertades más elementales, que me parece de pura justicia subrayar que los rebeldes de aquella hora teníamos razón. 

Nos llamaron de todo, nos insultaron, nos vejaron, quisieron quitarnos la voz e incluso pusieron a la guardia civil a “monitorizarnos”. Pero al final, sí, teníamos razón. 

La Cámara de Representantes de los Estados Unidos (equivalente a nuestro Congreso, pero en serio) ha publicado el informe de la comisión para la pandemia del Coronavirus.

Quinientas páginas que recogen dos años de investigación sobre todos los aspectos del asunto. Por resumirlo en una frase simple, podemos sintetizar su contenido así: todas las críticas y sospechas descalificadas por el poder y los medios como «negacionistas» estaban sobradamente fundadas. Muy sumariamente, lo que ese informe dice es, entre otras cosas, lo siguiente: 

1. No fue un pangolín. El virus nació en un laboratorio de Wuhan, China, seguramente dentro de los experimentos de «ganancia de función» (es decir, crear artificialmente virus más peligrosos que los naturales) alentados por la industria farmacéutica transnacional, norteamericana en primer lugar. 

2. Ni las mascarillas ni la «distancia social» respondían a criterios científicos reales. Nunca hubo razón científica objetiva para el cierre masivo de empresas, escuelas, etc. 

3. El confinamiento domiciliario fue una auténtica calamidad que provocó enormes daños físicos y psíquicos, especialmente a los más jóvenes. 

4. La llamada «vacuna» nunca sirvió realmente para detener la propagación ni la transmisión del virus: fue una decisión política que se saltó a la torera las precauciones médicas más elementales sobre efectos secundarios. 

5. Las autoridades mintieron, manipularon, desinformaron a sabiendas y emplearon métodos estrictamente antidemocráticos e inconstitucionales, lo mismo en los Estados Unidos que en el resto de Occidente. 

6. La gestión de la pandemia fue un pozo de opacidad, corrupción, estafas y abusos (en todas partes han cocido habas, por lo que se ve). 

7. La respuesta de la Organización Mundial de la Salud fue un fracaso rotundo. La Cámara avanza que los EEUU no firmarán el Tratado internacional de Pandemias de la OMS (nuestro Gobierno, naturalmente, ya ha anunciado que sí lo rubricará).

En España muy pocos medios institucionales (públicos o «concertados») se han hecho eco ni de los trabajos de la comisión ni de este informe. No es extraño, porque todos esos medios recibieron jugosas subvenciones para convencernos de que «salimos más fuertes», en una de las más bochornosas operaciones de compra de voluntades que uno puede recordar. 

Todos ellos repitieron como máquinas sin cerebro las consignas del Gobierno. Ponían los ojos en blanco pronunciando la palabra mágica, «Ciencia», aun a sabiendas de que estaban engañando a todo el mundo. Mintieron entonces y seguirán mintiendo ahora. 

Una nota personal: en El Toro TV decidimos desde el primer instante atenernos a la racionalidad más estricta y, en consecuencia, poner un filtro lógico a las cosas que nos decía el poder político, mediático y sanitario. 

Por eso optamos por cuestionar el uso de la mascarilla, la necesidad de la distancia social, la conveniencia de cerrar la actividad económica y, después, la obligatoriedad de unas vacunas que nunca fueron tales. 

Nos la jugamos, ciertamente: sometiendo una y otra vez a examen nuestra posición, preguntándonos constantemente si estábamos en la postura correcta o no, buscando información sin prejuicios que nos permitiera entender lo que de verdad estaba pasando. 

Eso nos llevó, por ejemplo, a enfrentarnos a reputados científicos que ahora, después del informe de la Cámara norteamericana, deberían esconderse bajo tierra y no asomar la cabeza hasta el Día del Juicio, porque han quedado como unos auténticos estafadores de conciencias, meros siervos de intereses inconfesables.

Y ahora, la próxima vez que venga una pandemia —y ya está diciendo la OMS que vendrá—, habrá que recordar todo esto para que no nos vuelvan a pisotear. Porque, sí, los negacionistas teníamos razón.

 

(*) Periodista, escritor e historiador español

domingo, 22 de diciembre de 2024

La investigación que cambia la pandemia / Sergio Collado *


Han pasado casi cinco años desde uno de los momentos más traumáticos que como sociedad globalizada nos ha tocado vivir. Y parece que esa experiencia tan funesta de la pandemia por Covid-19 se haya enterrado profundamente. 

Pasado el problema, mejor olvidar lo terrible: la vida sigue. A estas alturas, nadie quiere nueva información para confesarse como infantil, miedoso, crédulo, cuando no como dueño de una voluntad ligera y manejable.

Bien, esta intro viene a cuento a raíz del informe Revisión posterior a la acción de la Pandemia de COVID-19: Lecciones aprendidas y un camino a seguir, publicado este 2 de diciembre de 2024 por la Cámara de Representantes del Congreso de EE.UU. 

Durante dos años, el Subcomité Selecto para la Pandemia de Coronavirus ha llevado a cabo la investigación más exhaustiva realizada hasta la fecha: entrevistas y declaraciones de los responsables y gestores, documentos administrativos y farmacéuticos, cartas de investigación y revisión de hasta más de un millón de páginas documentales... que cambian radicalmente el relato que teníamos de la pandemia.

Según este informe de más de 500 páginas, aquí un sucinto listado de algunos conocimientos que debemos actualizar en nuestro disco duro en concordancia a los hechos:

1-El origen más probable del virus Covid-19 fue una fuga del laboratorio de Wuhan, se desbanca el contagio de origen animal y se vuelve así a la primera versión de 2019. Fue y es un virus creado por el hombre, que apunta a un experimento de ganancia de función financiado por EE.UU.

2-La obligatoriedad del uso de mascarillas no provenía de una evidencia científica concluyente para la prevención de la enfermedad. Mientras que el distanciamiento social de "metro y medio", que cerró escuelas y pequeñas empresas en todo el país, fue una medida arbitraria tampoco basada en la ciencia; para más sorna, el Dr. Fauci testificó que esta medida "simplemente apareció", sin más.

3-Sobre los confinamientos: los encierros domiciliarios prolongados causaron un "daño inconmensurable" no solo a la economía, sino también a la salud mental y física de los ciudadanos, con un efecto particularmente negativo en las personas más jóvenes (y especialmente en niñas adolescentes).

4-Contrariamente a lo prometido, la vacuna del Covid-19 no detuvo la propagación ni la transmisión del virus y su aprobación respondió a un plazo arbitrario, a pesar de la advertencia científica de la probabilidad de eventos adversos. Fue una decisión política, no sanitaria, por lo que su obligatoriedad (y el pasaporte sanitario) no estaba respaldada por la ciencia, causando más daño que bien.

 No se informó adecuadamente sobre las lesiones que originaba y se deterioró la confianza pública en la seguridad de las vacunas. Obligar a ciudadanos sanos pisoteó las libertades individuales y no tuvo en cuenta la libertad médica. Además, la Administración no está siendo eficiente, justa ni transparente con las reclamaciones por las lesiones generadas.

5-Para poder sacar al mercado e implementar la inoculación de la vacuna experimental como único medio de control de la enfermedad, los funcionarios de salud pública participaron en un esfuerzo coordinado para ignorar la inmunidad natural, así como descalificaron otros fármacos eficaces ante la enfermedad.

6-Se ejerció la censura de la información no oficial relativa a la pandemia: los funcionarios de salud pública a menudo desinformaron a través de mensajes conflictivos, reacciones viscerales, demonizaciones (p.e., la fuga de laboratorio o las vacunas). A su vez, la Administración empleó métodos antidemocráticos y probablemente inconstitucionales, incluso presionó a las compañías de redes sociales para censurar contenidos.

7-Ha habido falta de eficacia y transparencia en el uso de fondos de los contribuyentes y de los programas de ayuda creados para abordar la pandemia de coronavirus, habiéndose cometido corrupción, estafas y abuso de forma generalizada.

8-La respuesta de la OMS a la pandemia de Covid-19 fue un "fracaso rotundo", y con su prospectivo y vinculante Tratado de Pandemias puede dañar la soberanía de un país como EE.UU.

El listado de hechos que hay que actualizar podría continuar, quien lo desee puede hincar el diente al informe. Para cerrar el texto de un tema que no debería prescribir, tres reflexiones:

Cabe preguntarse por qué en España a cinco años del año cero no se realiza una investigación y evaluación rigurosa y en profundidad de la gestión de la pandemia al estilo de la EE.UU. 

Muertes, pánico, recorte de derechos fundamentales, coerción médico-institucional, la situación colectiva de histeria, el miedo, la ansiedad o el qué dirán, marcaron actitudes y comportamientos cuyas consecuencias aún hoy se pueden notar en cierta fractura social, en la economía, en el estado mental, en la salud de enfermos por Covid-19 y los vacunados contra Covid-19, en la desconfianza en las instituciones, etc. 

Más allá de la asunción de responsabilidades, la investigación servirá para corregir errores y marcar aciertos en caso de producirse alguna futura pandemia.

Segunda. Lo que eran bulos y fake news de muchos de aquellos etiquetados como negacionistas ahora está alineado con los hechos probados. En adelante, como ciudadanos deberíamos escuchar otras voces y otros ámbitos, aunque no concuerden con la narrativa del Estado, de los medios tradicionales, con los verificadores de información, con la mayoría de la sociedad ni con nuestra más arraigada ideología. 

Y hacerlo, siempre y en todo momento y para cualquier fuente, de manera crítica y distanciada, recordando que la urgencia del miedo es la peor consejera.

Pasadas más de dos semanas de la publicación de la investigación y sus resultados por parte del congreso de EE.UU., apenas hay repercusión en los medios de comunicación hegemónicos. Solo en algunos está descrita de pasada, ofreciendo apenas algún punto relevante pero inofensivo para la narrativa oficial. 

Únicamente medios externos al ecosistema tradicional han ofrecido la información de manera rigurosa y, afortunadamente, aquí también queda un registro. Esta es la tercera reflexión.

A partir de este punto, cada uno seguirá con sus cosas, pero como con el fotograma de El club de la lucha, ya no se podrá dejar de ver en adelante lo que no se ha visto.

 

(*) Periodista español

 

https://www.elmundo.es/cataluna/2024/12/20/6765c25de4d4d8ba388b457e.html