MADRID.- A nadie le gustan los análisis de sangre. Entre el ayuno, el madrugón y el pinchazo, lo mínimo que se puede pedir es que el resultado sea útil. Pero lo que muchos no saben es que una cena mal elegida la noche anterior puede echar por tierra todo el esfuerzo, alterar los valores y obligar a volver al laboratorio días después. No es una exageración: lo que se come (y se bebe) antes del análisis puede influir más de lo que parece.
La fibra, aunque es una aliada habitual de la salud, también tiene su parte de responsabilidad en este contexto. Consumida en grandes cantidades la noche anterior, puede provocar hinchazón, malestar y afectar la forma en que el cuerpo absorbe ciertos nutrientes.
Algunas frutas, verduras y cereales deberían dejarse para otro momento, al menos si el objetivo es que el análisis sea limpio y fiable.
Tampoco es buena idea abusar de los carbohidratos complejos, como pasta, arroz o pan en grandes cantidades. Aunque son una fuente de energía necesaria, pueden modificar los niveles de azúcar en sangre si se toman en exceso justo antes del análisis.
En cambio, optar por una cena sencilla, como una tostada de pan integral, puede marcar la diferencia.
La recomendación más sensata es clara: una cena ligera, fácil de digerir, y tomada con tiempo suficiente - al menos unas ocho horas antes del análisis - es lo ideal.
Un caldo de verduras o un plato de arroz blanco son opciones seguras. Saltarse la cena no es buena idea tampoco, porque el ayuno total también puede alterar los valores.
Y no hay que olvidarse del agua. Estar bien hidratado ayuda a que la extracción de sangre sea más sencilla y mejora la calidad de los resultados. Eso sí, solo agua: nada de café, bebidas energéticas o refrescos con cafeína.
Un último apunte: evitar el ejercicio físico intenso antes del análisis es clave. Entrenar fuerte por la noche puede cambiar los niveles de glóbulos rojos y blancos, además de alterar otros valores. Dormir bien, descansar y llegar al laboratorio en calma son también parte de la preparación.
A fin de cuentas, preparar bien un análisis es tan importante como hacerlo. Y si se puede evitar repetirlo, mucho mejor
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