Los seres humanos se clasifican en tres grandes grupos según el tipo de su flora intestinal, al margen de etnias y continentes, lo que descarta que cada individuo cuente con una flora intestinal propia y diferente como las huellas digitales como se creía hasta ahora.
Así lo constata un estudio internacional sobre el genoma humano y de las bacterias en el que han participado 13 entidades europeas, entre las que se encuentran investigadores del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR), que han trabajado con el Barcelona Supercomputing Centre.
Los resultados del proyecto europeo MetaHIT, que publica la prestigiosa revista 'Nature', confirman la existencia de tres patrones de poblaciones bacterianas que clasifican a la población mundial, algo parecido a lo que sucede con los grupos sanguíenos.
El responable del proyecto MetaHIT en España y coordinador del grupo de investigación en fisiología y fisiopatología digestiva del VHIR, Francisco Guarner, ha resaltado la especial significación de los resultados, teniendo en cuenta que los investigadores esperaban hallar diferencias en la flora según etnias, nacionalidades, entorno y tipo de dieta.
Aunque la dieta tiene efectos sobre la flora intestinal, no es suficiente determinante como para cambiar el patrón general del ecosistema que se genera en el intestino, ha señalado Guarner, también participante en el consorcio biomédico CIBERehd.
El investigador ha comparado el hallazgo con los diferentes ecosistemas terrestres del planeta, como son los bosques tropicales, los desiertos, la sabana y el bosque mediterráneo.
"No encontramos un abeto en medio del desierto ni un pino mediterráneo en un bosque tropical ni una liana en un bosque mediterráneo", ejemplifica Guarner, quien añade que a su vez "las especies dominantes de estos ecosistemas determinan qué otras especies vegetales crecerán a su alrededor".
De esta manera, las primeras bacterias colonizadoras del intestino son las que previsiblemente determinan el resto de organismos con los que entablan convivencia, descartando otro tipo de bacterias determinantes.
El investigador ha llamado a tener en cuenta que las 150 personas a las que se ha secuenciado el genoma de las bacterias --entre las que 4 españoles-- eran de distintos continentes y entornos, pero todos contaban con unas "condiciones higiénicas" similares, por lo que habría que estudiar si en condiciones distintas también se confirma este patrón.
La información será de gran importancia a la hora de medir la efectividad de fármacos y alimentos funcionales, según el tipo de flora intestinal del individuo.
"Tal vez tenemos que empezar a pensar en el tipo de flora intestinal como si se tratara de un grupo sanguíneo, especialmente cuando se aborden determinados tratamientos como en el caso, por ejemplo, de los trasplantes del microbioma como el que ya logró el equipo del VHIR el año pasado", ha resaltado Guarner.
"Ahora ya sabemos qué bacterias nos clasifican en uno de estos tres grupos y sólo queda ver qué parámetros dentro de cada uno de estos grupos nos sitúan en un estado de normalidad o enfermedad. De hecho, ya estamos trabajando en ello y esperamos tener resultados pronto", ha indicado.
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