Establecer la secuencia del genoma resulta cada vez más rápido y barato, y puede eliminar las meras conjeturas en el tratamiento del cáncer y ofrecer claves personalizadas para combatir los tumores, afirmaron unos médicos.
En 2003 se descifró por primera vez la secuencia del genoma humano, seguida de la del primer tumor en 2008, lo que fascinó a los médicos con un potencial precedentes para personalizar el tratamiento.
Sin embargo, persiste la controversia acerca de cuestiones éticas que aparecen cuando las personas empiezan a saber más sobre sus mapas genéticos, desde preocupaciones sobre la privacidad hasta decisiones sobre la procreación y la exploración de los defectos genéticos de la descendencia.
Dos estudios publicados en el Journal of the American Medical Association detallan cómo la secuencia del genoma de un paciente condujo a los médicos a un tratamiento diferente contra la leucemia, mientras que otro paciente murió pero dejó a sus tres hijos con información potencialmente valiosa sobre su futuro genético.
Los autores del estudio dijeron que esos casos ofrecen la esperanza de que, dado que la tecnología se abarata y los investigadores reúnen más datos sobre el cáncer y sus variadas mutaciones, el campo de la oncología se transforme en los próximos cinco o diez años.
Lo que habitualmente costaba decenas de millones de dólares e insumía meses, ahora cuesta alrededor de 40.000 dólares y puede suministrar resultados detallados en cerca de seis semanas, dijo Richard Wilson, director del Instituto Genoma de la Universidad de Washington.
"Fue muy revelador para mí en estos diez años que he estado trabajando en el genoma del cáncer", declaró Wilson.
"Pensamos en la leucemia, en el cáncer de pulmón o en el cáncer de mama como si fueran la misma enfermedad en todos los pacientes, pero las cosas no son así", dijo.
"Es una compleja enfermedad genética... en la gran mayoría de los casos se querrá saber cómo el genoma causa la enfermedad para tratarla con efectividad".
Un estudio centrado en una mujer de 39 años parecía ser un clásico caso de leucemia promielocítica aguda (APL), pero carecía de las señales genéticas habitualmente asociadas a ella.
Al secuenciar el genoma de la paciente y del tumor y comparándolos, los médicos se dieron cuenta de que la mujer tenía una inusual inserción genética de un cromosoma en otro, que mimetizaba un tipo de cáncer que se trata mejor con quimioterapia en lugar de un riesgoso transplante de médula ósea o un tratamiento con células madre.
"La secuencia del genoma de las células con leucemia del paciente ofrece la oportunidad de resolver este dilema en 'tiempo real' y nos permite hacer el diagnóstico correcto y recomendar una terapia" específica, dijo el oncólogo del paciente, Peter Westervelt, de la Universidad de Washington.
La paciente está ahora en camino de recuperación, cuando llegó con posibilidades de sobrevida de menos de 15%.
Cientos de pacientes en Estados Unidos y el Reino Unido ya aceptaron que se estudiara su genoma y un puñado de empresas están adelantando la tecnología, dijo Boris Pasche, de la Universidad de Alabama en Birmingham.
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