Se estima que más del 60 por ciento de los pacientes con diabetes tipo II desarrolla algún tipo de daño renal, que les pone en riesgo de sufrir nefropatía crónica progresiva, según han destacado los expertos reunidos en el taller 'Nefropatías y Diabetes', organizado Boehringer Ingelheim y Eli Lilly en el marco del 53 Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
En la diabetes, los altos niveles de glucosa en sangre pueden dañar los filtros de los riñones. A su vez, cuando los riñones están dañados, la proteína albúmina sale de los riñones y se excreta en la orina. Este es uno de los primeros signos de la fase inicial de la nefropatía.
La nefropatía diabética, una complicación de la diabetes, es una enfermedad crónica y progresiva de los riñones, que se presenta en aproximadamente un tercio de todas las personas con diabetes. En España, 1.100.000 personas sufren en la actualidad nefropatía diabética avanzada, según el jefe de la Unidad de Diabetes del Servicio de Endocrinología del Hospital Clínic de Barcelona, Enrique Esmatjes, quien asegura que "se ha observado un incremento en el número de personas que padecen esta enfermedad en los últimos 15 años".
Asimismo, la nefropatía diabética se asocia a un riesgo mayor de sufrir otras complicaciones asociadas a la diabetes como la enfermedad cardiovascular, y se asocia a una disminución de la esperanza de vida media. Los síntomas de la nefropatía diabética son a menudo inexistentes en las primeras etapas, lo que significa que las personas pueden no ser conscientes de que padecen esta afección hasta una fase más avanzada de la enfermedad.
Además, la hipertensión arterial, la obesidad, el tabaquismo y el sedentarismo son factores de riesgo explícito de la nefropatía diabética. Por tanto, mantener una alimentación adecuada, realizar actividad física regular, evitar el consumo de tabaco y moderar el de alcohol y mantener una buena hidratación son los mejores hábitos para prevenir la enfermedad renal.
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