El daño renal causado por la diabetes creció un 34 por ciento en las dos últimas décadas, publica Journal of the American Medical Association. Eso quiere decir que uno de 7 millones de estadounidenses tienen insuficiencia renal diabética (IRD), a pesar del aumento del uso de medicamentos para controlar el problema.
"Este es un resultado preocupante", dijo la doctora Amy Friedman, directora del Programa de Trasplantes de SUNY Upstate Medical University y que no participó del estudio.
La diabetes es la causa más común de enfermedad renal, que eleva el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca y de morir.
El equipo de University of Washington analizó datos de una encuesta realizada a más de 30.000 adultos en tres períodos: 1988-1994, 1999-2004 y 2005-2008.
La cantidad de diabéticos pasó del 6 por ciento en el primer período al 8 por ciento en el segundo y al 9 por ciento en la última encuesta.
La IRD también creció: del 2,2 por ciento a fines de los 80 y los 90, al 2,8 por ciento a comienzos del 2000 y al 3,3 por ciento recientemente.
"El aumento de la IRD fue directamente proporcional a la prevalencia de la diabetes", dijo el doctor Ian de Boer, autor principal del estudio. En cada grupo encuestado, el 35 por ciento de los diabéticos tenía enfermedad renal.
El aumento de la diabetes explicaría el crecimiento paralelo de la enfermedad renal, aunque el uso de fármacos para proteger los riñones también aumentó en el tiempo.
El número de diabéticos tratados con fármacos para bajar la glucosa pasó del 56 al 75 por ciento, mientras que el de diabéticos tratados con antihipertensivos creció del 11 al 40 por ciento, según el equipo de de Boer.
Una explicación de la falta de avance en la reducción de las tasas de enfermedad renal sería "el sedentarismo o los cambios de los hábitos alimentarios que contrarrestarían los efectos de los fármacos", dijo de Boer.
"También es evidente que, en el tiempo, aumenta la obesidad en la población estudiada", indicó Friedman. En la primera encuesta, los participantes tenían un IMC promedio de 30, mientras que el IMC del último grupo encuestado era de 33 (un IMC superior a 30 indica obesidad).
La doctora Lynda Szczech, presidente de National Kidney Foundation, dijo que el aumento de la tasa de enfermedad renal reflejaría el éxito de las terapias para la diabetes porque cuantas más personas utilizan esos medicamentos, más propensas son a prevenir el avance fatal de la enfermedad renal o cardíaca y a convivir con la enfermedad renal.
Para Friedman, la prevención, especialmente de la obesidad, es lo que mejor permitiría frenar el aumento de la diabetes y el daño renal que produce.
"Debemos implementar un enfoque más saludable de la vida porque limitarnos al uso de medicamentos no está dando el resultado preventivo que esperábamos", dijo Friedman.
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