Los aumentos diarios de la contaminación del aire parecerían ser un precedente de las internaciones por infartos, según un estudio de Italia publicado en American Journal of Epidemiology. Y, como otros estudios, sugiere que los adultos mayores y las personas con cardiopatías o enfermedades pulmonares serían los más vulnerables.
American Heart Association (AHA) ya recomienda que las personas con enfermedad cardíaca y otros grupos de riesgo (los adultos mayores, los diabéticos y los hipertensos) eviten las calles congestionadas y pasen menos tiempo al aire libre los días con aire de baja calidad.
Las pruebas más sólidas de daño apuntan a las sustancias contaminantes llamadas materia particulada fina, que se libera al aire cuando se queman maderas o combustibles fósiles. De modo que los gases de escape de los automóviles, la calefacción de los hogares y las fuentes industriales, como las plantas de energía, favorecen la contaminación.
Las partículas son suficientemente pequeñas como para llegar al interior de los pulmones al inhalarlas y los investigadores sospechan que causarían infartos en personas vulnerables al inflamar los vasos sanguíneos e irritar los nervios pulmonares.
El equipo del doctor Alessandro Barchielli, del Servicio Regional de Salud, Toscana, analizó datos de 11.450 hospitalizaciones por infarto entre el 2002 y el 2005.
Además, utilizó la información de los monitores locales de la calidad del aire para relacionar cómo esas internaciones coincidían con las variaciones de los niveles de contaminación ambiental.
Los autores hallaron que por cada 10 microgramos más de partículas finas por metro cúbico de aire, las hospitalizaciones por infarto aumentaban un 0,01 por ciento en los 2 días siguientes.
Lo mismo ocurrió cuando el equipo relevó otras dos emisiones contaminantes de los automóviles: el monóxido de carbono y el dióxido de nitrógeno.
La relación entre los picos de contaminación y los infartos fue más sólida en los mayores de 75, en las personas con enfisema o bronquitis crónica y en hipertensos.
Los resultados no prueban que la contaminación del aire provoque infartos, pero sí se suman a los de otros estudios que habían hallado la misma relación, según los autores, y coinciden con las recomendaciones de AHA y otras sociedades científicas para las personas con riesgo cardíaco: prestar atención a la calidad del aire y, si es posible, reducir la exposición al aire libre los días con altos niveles de contaminación.
En Estados Unidos, donde los infartos causan 425.000 muertes por año, los medios de comunicación locales suelen informar los índices diarios de calidad del aire.
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