Un grupo de expertos ha descubierto que la actividad del cerebro de los niños pequeños que padecen autismo parece estar fuera de sincronización en etapas muy iniciales, un hallazgo que arroja luz sobre la biología de esta dolencia y ayudaría a un diagnóstico temprano.
En una investigación publicada en la revista Neuron, científicos de Israel usaron imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) para observar los cerebros de niños dormidos y hallaron que ciertos tipos de actividad neuronal están interrumpidos en los que padecían autismo.
Eso no sucedía en chicos normales o con otra clase de retraso en el desarrollo lingüístico.
"Lo que observamos es cómo la actividad está sincronizada", dijo Ilan Dinstein, del Instituto de Ciencia Weizmann en Israel, quien dirigió el estudio.
"Y hallamos que la sincronización era diferente, especialmente en los niños pequeños con autismo, y en las zonas de los hemisferios (cerebrales) vinculadas con el lenguaje y la comunicación", agregó.
El autismo es un trastorno cerebral complejo y misterioso que suele diagnosticarse por primera vez en la infancia temprana. Se caracteriza por dificultades en la interacción social, la comunicación y la comprensión de las emociones y conductas de otras personas.
Los trastornos del espectro autista se diagnostican en hasta uno de cada 100 niños en Estados Unidos y Europa, y afectan cuatro veces más a los varones que a las mujeres.
La condición suele diagnosticarse mal y los médicos están deseando encontrar medidas biológicas para ayudar a detectar el problema y hacer más preciso su diagnóstico.
"Hay una enorme cantidad de diagnósticos erróneos, de muchas formas", dijo Dinstein.
"Un chico que puede parecer autista al año y medio de edad, a los 3 años puede terminar teniendo retrasos en el lenguaje o algún otro problema de desarrollo. Por lo tanto, uno de los motivos para buscar una medición biológica es aclarar el tema del diagnóstico desde muy temprano", agregó.
El cerebro humano está dividido en dos hemisferios separados, que son prácticamente simétricos en términos de anatomía y funcionamiento.
Dinstein explicó que la actividad neuronal continúa incluso mientras dormimos y en un cerebro típico, eso normalmente se traduce en ciertos patrones.
Los científicos creen que la fuerza de sincronización entre áreas funcionalmente relacionadas en los hemisferios derecho e izquierdo sería una medición de lo bien que está trabajando el cerebro.
El equipo de Dinstein registró la actividad cerebral mientras los pequeños -con desarrollo habitual, retraso en el lenguaje y autismo- dormían.
Los resultados mostraron una anormalidad específica en la sincronización entre dos zonas del cerebro comúnmente asociadas con el lenguaje y la comunicación en el 70 por ciento de los chicos con autismo, pero sólo en un puñado de niños con desarrollo habitual o retraso lingüístico.
Dinstein dijo que, como herramienta potencial de diagnóstico, esta medición biológica es "un primer paso".
El autor añadió que otro aspecto útil de esta medición es su capacidad de ser tomada durante el sueño, lo que evita los problemas de tener que hacer que niños tan pequeños cooperen en la prueba.
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