Las reacciones causadas por el contacto directo con sustancias como los metales comunes y algunos productos químicos, lo que se conoce como alergias de contacto, pueden ayudar al sistema inmunológico a estar preparado para evitar ciertos tipos de cáncer, según un estudio de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) que publica el 'British Medical Journal' (BMJ).
Estudios anteriores habían mostrado que las personas con alergias de tipo 1, que incluyen el polen y los ácaros del polvo doméstico, podrían ser más o menos susceptibles de desarrollar cáncer. Sin embargo, se desconoce si las personas con alergias de contacto a metales comunes como el níquel, o a los productos químicos, podrían beneficiarse de una protección añadida contra la enfermedad.
Los autores basan sus conclusiones en un estudio realizado a 17.000 adultos daneses, a todos ellos se les realizaron pruebas de las alergias contacto más frecuente entre los años 1984 y 2008 en un hospital especializado en problemas de la piel.
La salud a largo plazo de todos los participantes fue supervisada posteriormente y cotejada con registros de enfermedades, incluyendo un registro nacional de cáncer. En total, poco más de uno de cada tres individuos (un 35%, 6.065) tuvo una reacción positiva al menos a un alérgeno en algún momento.
La prevalencia de la reactividad fue significativamente mayor entre las mujeres y algo menos de una de cada cinco personas (un 19%) sufrió actividad tumoral, incluyendo tumores no cancerosos. Y cerca del 38 por ciento de este grupo había dado positivo en alguna alergia de contacto.
Cuando los datos se analizaron e observó una fuerte asociación entre un diagnóstico de la alergia de contacto y el registro de cáncer. Además, hubo diferencias significativas en la prevalencia de cuatro tipos de cáncer entre aquellos con y sin alergias de contacto. Hubo tasas significativamente más bajas de cáncer de mama y cáncer de piel entre las personas con alergias de contacto, y menores tasas de cáncer cerebral entre las mujeres.
Estos hallazgos respaldan la 'hipótesis de inmunovigilancia', que sostiene que las personas con alergias tienen menos probabilidades de desarrollar cáncer debido a que sus sistemas inmunes son más sensibles, sostienen los autores.
Los autores advierten de que es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas sobre causa y efecto. Es necesario un análisis más detallado, teniendo en cuenta factores influyentes, como el tabaquismo y la clase social. "Sin embargo, si estas relaciones son etiológicas, hay implicaciones para la comprensión de cómo la alergia de contacto puede afectar el desarrollo del cáncer, y viceversa", concluyen.
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