Los medicamentos falsos y de baja calidad contra la malaria que
están inundando los mercados de Asia y África generan resistencia
farmacológica y ponen en peligro los avances logrados en la lucha contra
la enfermedad en la última década, según un estudio de expertos
mundiales en salud.
El estudio reveló que alrededor del 36 por ciento de los fármacos
para tratar la malaria analizados en el sudeste asiático eran falsos,
mientras que un tercio de las muestras en Africa subsahariana no pasaban
los controles químicos por contener demasiado o muy poco ingrediente
activo.
Los investigadores señalaron que el problema podría ser aún mayor.
Ya se ha documentado la aparición de resistencia a los fármacos
con artemisinina - actualmente el tratamiento más efectivo de la malaria
- en la frontera de Tailandia y Camboya.
"Más allá del drástico aumento en los informes de medicamentos de
baja calidad contra la malaria en la última década, el problema es
mucho mayor de lo que parece", indicó Gaurvika Nayyar, del Centro
Internacional Fogarty, parte de los Institutos Nacionales de Salud de
Estados Unidos, en el estudio publicado en la revista Lancet Infectious
Diseases.
"La mayoría de los casos probablemente no se informan, se
notifican a las agencias equivocadas, o son mantenidos bajo
confidencialidad por las compañías farmacéuticas", agregó.
Más de 3.000 millones de personas en todo el mundo corren riesgo
de desarrollar malaria, una enfermedad parasitaria transmitida por
mosquitos que causa la muerte de unas 650.000 personas al año, la
mayoría bebés y niños africanos.
Nayyar dijo que muchas de las muertes provocadas por la
enfermedad podrían evitarse "si los medicamentos disponibles para los
pacientes fueran eficaces, de alta calidad y se usaran correctamente".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que mientras que
posiblemente menos del 1 por ciento de las medicinas disponibles en los
países desarrollados sean falsificadas, a nivel global la estadística
ronda el 10 por ciento.
La agencia de Naciones Unidas considera que hasta un tercio de todos los fármacos de algunos países en desarrollo son falsos.
Además de poner a los pacientes en riesgo, los medicamentos
falsificados son un problema constante para firmas como GlaxoSmithkline,
Sanofi y otros laboratorios internacionales.
El equipo de Nayyar analizó datos tanto de estudios publicados
como no publicados que observaron análisis químicos y el envoltorio de
medicinas contra la malaria en Africa subsahariana y el sudeste
asiático, las zonas con mayor riesgo de malaria.
Datos de siete países del sudeste de Asia - incluidos los de
análisis de 1.437 muestras de siete fármacos distintos para la malaria -
mostraron que más de un tercio de ellos no pasaban las pruebas
químicas, casi la mitad estaban mal empaquetados y alrededor de un
tercio eran falsos.
El análisis de información de 21 naciones de Africa subsahariana
que incluyó más de 2.500 muestras farmacológicas, mostró resultados
similares: más de un tercio no superaron las pruebas químicas y
alrededor de un quinto resultaron falsas.
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