La edad es una de las circunstancias que más influye en la reproducción. Biológicamente, la edad ideal de las mujeres para concebir son los 20-25 años. Aunque hasta los 35, en el caso de ellas, y los 50, en ellos, no debería haber problemas. La razón es que, a diferencia de los hombres, las
mujeres nacen con un número de óvulos que van perdiendo y no se
regeneran. Por tanto, cuanto más mayor, menos ovocitos y mayor
exposición a tóxicos ambientales que pueden alterar su calidad.
Además de no retrasar en exceso la edad para concebir, hay otras ocho claves que pueden ayudar a conseguir un embarazo:
-Tener relaciones sexuales durante la ovulación de la mujer. En un ciclo menstrual normal de 28 días, los días más fértiles se encuentran hacia la mitad, entre el 12 y el 14.
-El sobrepeso
(IMC mayor de 30) reduce la fertilidad en ambos sexos, pero un peso
demasiado bajo (IMC menor de 20) en las mujeres también puede dificultar
la posibilidad de concebir con éxito.
-El estrés
y la ansiedad son enemigos de la concepción. En el caso de las féminas,
puede contribuir a la desaparición de la regla, y en los hombres
alterar la calidad seminal.
-El deporte
es positivo, pero con moderación. Cuando se practica un ejercicio muy
intenso (por ejemplo tres clases de spinning a la semana) la calidad
seminal baja y la menstruación puede desaparecer.
-Alcohol, tabaco y drogas,
cero. Fumar influye negativamente en la concentración y movilidad de
los espermatozoides y reduce las tasas de embarazo. Un elevado consumo
de alcohol, se relaciona con alteraciones del semen, pérdida de
menstruación, dificultad para conseguir embarazos y aumento de abortos.
-Qué comemos. La dieta mediterránea tiene
un impacto positivo. Más de la mitad de los casos de esterilidad
masculina sin una causa clara, podrían tener relación con una nutrición
incorrecta.
-El café. Su consumo moderado no supone un problema, pero tomar más de tres tazas al día puede influir negativamente.
-Factores ambientales.
Evitar en la medida de lo posible la exposición a tóxicos, excesiva
polución y pesticidas. Los disruptores endocrinos son sustancias tóxicas
medioambientales que también pueden alterar la capacidad reproductiva y
afectar al feto o al recién nacido durante su desarrollo o lactancia.
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