La Organización Mundial de la Salud (OMS) inauguró hoy en Ginebra su asamblea anual, que reúne a ministros del sector de todo el mundo
para analizar las prioridades de la sanidad pública internacional, en
momentos en que los presupuestos de los donantes tradicionales
disminuyen debido a la crisis económica.
La directora general de la OMS, Margaret Chan, inició hoy los debates de la Asamblea Mundial de la Salud,
que se prolongarán hasta el próximo sábado, reconociendo que existen
razones suficientes para pensar que no se cumplirá el objetivo declarado
por la ONU de que 15 millones de portadores del sida reciban
tratamiento para 2015.
"Desafortunadamente, es altamente improbable que se alcance la meta
establecida de ofrecer acceso universal a la terapia antirretroviral",
agregó.
Al hacer un balance general de la sanidad pública, la responsable de
la organización dijo que actualmente hay dos "grandes zonas de peligro".
La primera coincide con el riesgo de que se desvanezcan los
importantes avances en la lucha contra el sida por restricciones en los
recursos destinados a poner bajo control la que ha sido considerada la
mayor epidemia de las últimas décadas.
Chan recordó que el mundo está en "mejor posición que nunca" para
poner bajo control la transmisión del sida, ante "la evidencia que
indica que los antirretrovirales no sólo salvan vidas, sino que también
sirven para la prevención al reducir hasta en un 96 por ciento la
transmisión sexual del VIH".
Sin embargo, Chan advirtió de que los progresos frente a ésta y otras
enfermedades están amenazados por la tendencia a "medir cuánta salud se
puede aportar por determinada cantidad de dinero" que muestran los
países donantes, presionados a la vez en sus finanzas públicas.
La responsable de la OMS pidió que se recuerde que salvar una vida
con una vacuna (punto de vista preventivo) es mucho más barato que
mantener a un seropositivo con vida, aunque recalcó que, en su opinión,
"la vida humana no puede valorarse, devaluarse o descontarse de esta
manera".
La segunda área de peligro a la que hizo referencia Chan es la relacionada con las enfermedades no transmisibles, cuyo carga para los sistemas de salud públicos del mundo ya supera a la de las enfermedades contagiosas.
Chan alertó del incesante aumento de las primeras: los casos de
obesidad (causante de diversas dolencias crónicas) se duplicaron entre
1980 y 2008 en el mundo, uno de cada diez adultos sufre de hipertensión y
uno de cada diez de diabetes.
"Estas son las enfermedades que gravan los sistemas de salud hasta puntos de ruptura", comentó.
Con estas advertencias empezó la 65 edición de la Asamblea Mundial de
la Salud, que tiene en su agenda como uno de los temas centrales la
reforma de la OMS.
Esta reforma incluye repensar la manera en que se establecen las
prioridades de la institución y la gestión que se requiere para alcanzar
resultados claros.
La organización, con un presupuesto anual de unos 2.000 millones de
dólares, cerró el ejercicio 2011 con un déficit proyectado de 50
millones de dólares, tras aplicar medidas de ahorro como la supresión de
puestos.
Por el momento, las contribuciones no cubren totalmente el
presupuesto de este año, según han reconocido fuentes de la institución
sanitaria.
La forma en que se compone el presupuesto de la OMS dificulta la
posibilidad de hacer previsiones fiables, pues el 80 por ciento se
financia con contribuciones voluntarias que están destinadas por los
donantes a proyectos o programas determinados.
El 20 por ciento restante proviene de las cuotas de los países
miembros y es utilizado de manera flexible según los criterios de la
entidad.
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