El consumo de tabaco está directamente relacionado con la
aparición de diferentes dolencias cardiovasculares y respiratorias y con
el desarrollo de distintos tipos de cáncer. No obstante, sus efectos no
son irreversibles ya que el riesgo de cáncer 10 años después de haber
dejado de fumar es el mismo que el de quien no ha probado nunca esta
sustancia.
Así lo ha asegurado el oncólogo del MD Anderson Center de Madrid
Raúl Márquez con motivo del Día Mundial sin Tabaco que se celebra este
jueves, 31 de mayo, recordando a los fumadores que "nunca es tarde para
dejar de fumar".
"Es un mensaje muy esperanzador para quien piensa en lo doloroso
que puede resultar dejar de fumar o en que no hay remedio porque ya
lleva mucho fumando", ha reconocido este experto.
El doctor Márquez ha destacado que la deshabituación produce unos
beneficios que son inmediatos, y que se traducen en una menor
espectoración, menos secreciones y tos matutina, una regulación de la
tensión arterial o la frecuencia cardiaca, mejor capacidad pulmonar,
etcétera.
Junto a esto, se sabe que "a partir de los 5 años el riesgo de
cáncer disminuye ampliamente y, a los 10-15 años sin fumar, el riesgo
asociado al cáncer es el mismo que el de los no fumadores".
"Otra cosa es el daño crónico que ya se haya producido, en forma
de efisema o bronquitis o infarto", pero en el caso del cáncer "se puede
conseguir que el cáncer deje de evolucionar o recurra".
Estos datos son "esperanzadores" si se tiene en cuenta que este
hábito está detrás del 85 por ciento de los casos de cáncer de pulmón y,
asimismo, también está relacionado con otros tumores como los de
esófago, laringe, estómago o vejiga.
Pero el tabaco "no se queda ahí", ha reconocido este experto, ya
que también afecta a enfermedades cardiovasculares, como los infartos de
miocardio o los ictus, o pulmonares, como la bronquitis crónica, el
asma o el enfisema.
Todo ello afecta a la calidad de vida de estas personas y a su
esperanza de vida, ya que con una media de 10 cigarrillos diarios se
disminuye la expectativa de vida unos 2-3 años; entre 5 y 7 años con 20
cigarrillos diarios de media y hasta 8 ó 10 años en los fumadores que
gastan 40 cigarrillos al día (dos paquetes).
"Puede que haya alguien que haya llegado a los 90 años fumando,
pero lo normal que antes te quedes en el camino por un cáncer, un
infarto o una patología coronaria", ha advertido.
Para este experto, para dejar de fumar lo más importante es "tener
una convicción clara de querer dejarlo" ya que, aunque hay dos tipos de
adicciones (la física y la psicológica), la segunda es "la más grave"
y, de hecho, es la que hace que muchos intentos sean en vano.
Durante las primeras fases de este intento de dejar de fumar,
Márquez aboga por "aprovechar también para iniciar nuevos hábitos", como
cuidar la dieta o comenzar a hacer deporte, lo que a su vez "sirve
también para eliminar el estrés asociado al dejar de fumar".
También se puede contar con el apoyo de alguno de los tratamientos
de deshabituación actualmente existentes, si bien insiste en que
"ninguna es realmente efectivo si no hay voluntad real de querer
dejarlo".
En este sentido, este oncólogo tampoco es partidario de financiar
estos tratamientos. Y, si se hace, con condiciones. "Habría que hacerlo
de forma limitada, un intento y ya. Lo único que habría es más gasto
sanitario sin ser realmente efectivo, ya que la gente lo intentaría más
pero con menos convicción", ha explicado, basando su afirmación en que
"a lo que no es gratuito se le da más valor".
Por último, Márquez también ha destacado la importancia que ha
supuesto la implantación de la Ley antitabaco en España, que ha
conseguido que "fumar ya no esté de moda".
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