Investigadores de la Universidad de Duke, en
Estados Unidos, han encontrado funciones anti-diabéticas en una hormona
que, como la insulina, es producida por las células de los islotes del
páncreas. La nueva hormona estimula la secreción de insulina en ratas y
en humanos, y protege las células de los islotes pancreáticos en la
presencia de tóxicos. El estudio ha sido publicado en la revista 'Cell
Metabolism'.
El nuevo hallazgo proporciona información sobre la supervivencia
de las células beta, un tipo de células de los islotes pancreáticos que
producen insulina para regular los niveles de azúcar. Así, el
descubrimiento podría abrir vías para futuras investigaciones hacia la
prevención y el tratamiento de la diabetes tipo 1, y la diabetes tipo 2.
Los investigadores administraron la hormona, llamada TLQP-21, a
ratas Zucker (genéticamente obesas), que poseen una propensión genética a
desarrollar diabetes tipo 2. En los animales tratados con esta hormona,
mejoraron los niveles de glucosa y la muerte de células beta fue menor.
"Esta es la primera demostración de que la hormona TLQP-21 evita
el deterioro de las células beta, y estimula la secreción de insulina en
presencia de glucosa", señala el autor principal, Christopher B.
Newgard, director del Centro de Metabolismo y Nutrición Sarah W.
Stedman.
Aunque los investigadores han probado hasta el momento la hormona
TLQP-21 solo en modelos de diabetes tipo 2, planean estudiar la hormona
en el tipo 1 en futuros estudios. Ambos tipos de diabetes se
caracterizan por una pérdida de masa funcional de las células beta: el
tipo 1 es una enfermedad autoinmune caracterizada por la pérdida
selectiva y progresiva de las células beta funcionales que producen
insulina, y es más grave; por otro lado, el tipo 2 es una enfermedad
caracterizada por la disfunción de las células beta, así como la
resistencia periférica a la insulina. La mayoría de las personas con
diabetes tipo 2, eventualmente, llegan a ser insulinodependientes.
"Estos resultados proporcionan una visión novedosa sobre cómo
puede ser regulada en el cuerpo la supervivencia de las células beta",
afirma la coautora Patricia Kilian, quien añade que "futuros estudios
pondrán a prueba cómo afecta esta hormona a la función de las células
beta en modelos de diabetes tipo 1".
La hormona TLQP-21 es parecida en algunas de sus funciones a otra
hormona natural producida en el tracto digestivo, el péptido similar al
glucagón GLP-1. A través de diferentes mecanismos, ambas hormonas
protegen y promueven la secreción de insulina. Actualmente, el GLP-1, o
los fármacos que lo estabilizan, son ampliamente utilizados para tratar
la diabetes tipo 2, pero con algunos efectos secundarios, como el
aumento del ritmo cardíaco, y un reducido vaciado del estómago, que han
dado lugar a la suspensión del tratamiento en algunas personas.
"Lo que interesante es que en los estudios con animales tratados
con TLQP-21 no hemos visto estos efectos secundarios", afirma el coautor
Samuel B. Stephens, quien añade que "las ratas del estudio comieron una
cantidad normal de alimentos, y no mostraron ningún cambio en la
frecuencia cardíaca o en los patrones de la digestión cuando se les
administró grandes dosis de la hormona".
Según los investigadores, el siguiente paso es encontrar una
pequeña molécula que estimule las células de los islotes pancreáticos
que producen la hormona TLQP-21, o desarrollar versiones más potentes y
estables de la hormona inyectada. La investigación para el desarrollo de
un fármaco de acción prolongada ayudará a acelerar las pruebas en
modelos de diabetes tipo 1.
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