Un equipo de investigadores de la Universidad
de Northwestern, en Estados Unidos, ha demostrado que las cremas
hidratantes comerciales pueden ser utilizadas para aplicar la tecnología
de regulación de genes, con un gran potencial en las terapias contra el
cáncer de piel. La investigación ha sido publicada en 'Proceedings of
the National Academy of Sciences'.
La administración tópica de la tecnología de regulación de genes
en las células profundas de la piel es extremadamente difícil, debido a
las fuertes defensas de ésta. En el nuevo estudio, los investigadores
aprovecharon fármacos que consisten en arreglos esféricos de ácidos
nucleicos -estructuras unas 1.000 veces más pequeñas que el diámetro de
un cabello humano, que tienen una capacidad única para reclutar y
unirse a las proteínas naturales, lo cual les permite atravesar la piel y
entrar en las células.
Aplicado directamente en la piel, el fármaco penetra en todas sus
capas, y puede alterar selectivamente los genes causantes de
enfermedades, sin afectar a los genes normales.
Los principales objetivos del nuevo tratamiento son el melanoma y el
carcinoma de células escamosas (dos de los tipos más comunes de cáncer
de piel), la psoriasis inflamatoria, la cicatrización de la herida
diabética, y un raro trastorno genético de la piel que no tiene un
tratamiento eficaz -la ictiosis epidermolítica. Además, otros objetivos
podrían incluir, incluso, el tratamiento de las arrugas producidas por
el envejecimiento de la piel.
"La tecnología desarrollada por mi colaborador Chad Mirkin, y su
laboratorio, es muy emocionante, ya que puede romper la barrera de la
piel", afirma la autora principal, Amy S. Paller, dermatóloga y
profesora de Pediatría en la Universidad de Northwestern. Según la
investigadora, "este nuevo enfoque nos permite tratar un problema de la
piel en el lugar donde se manifiesta, así, podemos dirigir nuestra
terapia a un nivel tan pequeño que puede distinguir los genes mutantes
de los genes normales. Los riesgos se reducen al mínimo, y no se han
observado efectos secundarios ni en la piel humana, ni en modelos de
ratón".
Mirkin, profesor en Northwestern, desarrolló por primera vez la
nanoestructura utilizada en este estudio en 1996. Esta es, sin embargo,
la primera vez que se consigue que estas nanoestructuras penetren en la
piel. Según el investigador, la nanotecnología ofrece la posibilidad de
crear nuevas estructuras muy rápidamente, con propiedades muy diferentes
a las de los tratamientos convencionales.
La clave es la forma esférica de la nanoestructura, y la densidad
de ácido nucleico. Los ácidos nucleicos normales no pueden entrar en las
células, pero estos ácidos nucleicos esféricos sí. El ARN pequeño de
interferencia, o ARN de silenciamiento, (siRNA, por sus siglas en
inglés), rodea una nanopartícula de oro, y los ácidos nucleicos forman
entonces una pequeña esfera. Dicha secuencia de ARN está programada para
encontrar el gen causante de la enfermedad.
Las nanoestructuras desarrolladas en el laboratorio de Mirkin se
combinaron con una crema hidratante comercial. A continuación, los
investigadores aplicaron el ungüento terapéutico en la piel de ratones, y
en epidermis humana. Las nanoestructuras fueron diseñadas para
dirigirse al factor de crecimiento epidérmico (EGFR, por sus siglas en
inglés), un biomarcador asociado con varios tipos de cáncer. En ambos
casos, el fármaco se abrió camino a través de la capa epidérmica de la
piel, penetrando en ella muy profundamente, disminuyendo así la
producción de las proteínas que causan problemas.
Después de un mes de aplicación continuada de la pomada, no hubo
evidencia de efectos secundarios, una inapropiada activación del sistema
inmune, o acumulación de partículas en los órganos. El tratamiento es
específico para la piel, y no interfiere con otras células. "Este
estudio es un hito en el ámbito de la regulación de los genes", concluye
Mirkin.
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