Investigadores de la Universidad de
Northwestern, en Estados Unidos, han llevado a cabo un estudio
longitudinal de imágenes cerebrales con el fin de realizar un
seguimiento a pacientes con una lesión en la espalda y determinar por
qué, ante lesiones similares, algunas terminan con dolor crónico,
mientras que otras se recuperan y continúan sin dolor. El resultado de
la investigación, publicada en 'Nature Neuroscience', muestra que,
literalmente, el dolor crónico se encuentra en la cabeza.
El nuevo estudio muestra, por primera vez, que el dolor
crónico aumenta la conexión entre dos secciones del cerebro
-relacionados con el comportamiento emocional y motivacional. Cuanto más
se comunican estas regiones, mayor será la probabilidad de que un
paciente desarrolle dolor crónico. Este descubrimiento proporciona nueva
información para tratar el dolor crónico, que afecta a entre 30 y 40
millones de adultos en los Estados Unidos.
Los investigadores fueron capaces de predecir con una
precisión del 85 por ciento, al inicio del estudio, qué participantes
desarrollarían dolor crónico, en función de la interacción entre la
corteza frontal y el núcleo accumbens.
Según A. Vania Apakarian, autor principal del artículo, y
profesor de Fisiología en Northwestern, "la lesión en sí misma no es
suficiente para explicar el dolor continuo; más bien este dolor crónico
está relacionado con la combinación entre la lesión y el estado del
cerebro. Este hallazgo, es la culminación de 10 años de investigación".
Cuanto más reacciona emocionalmente el cerebro a la lesión
inicial, más probable es que el dolor persista después de que la lesión
haya sanado. "Puede ser que estas secciones del cerebro estén más
activas en ciertos individuos, o puede haber influencias genéticas y
ambientales que predisponen a estas regiones del cerebro a interactuar a
un nivel excitable", explica Apkarian.
El núcleo accumbens es un importante centro de enseñanza para
el resto del cerebro a la hora de evaluar y reaccionar ante el mundo
exterior, y esta región del cerebro puede utilizar la señal del dolor
para enseñar al resto del cerebro a desarrollar dolor crónico. Según los
expertos, ahora se podrán desarrollar nuevas terapias para el
tratamiento del dolor crónico, sobre la base de este hallazgo.
Además, los participantes con dolor crónico que participaron
en el estudio, también perdieron densidad de materia gris, lo cual está
probablemente relacionado con un menor número de conexiones sinápticas, o
encogimiento neuronal y glial (las sinapsis cerebrales son esenciales
para la comunicación entre las neuronas).
El dolor crónico es una de las condiciones clínicas más caras
en los Estados Unidos, pero todavía no hay una terapia científicamente
validada para esta enfermedad -entre todas las causas, el dolor de
espalda es la condición de dolor crónico más frecuente.
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