Usar tapones en los conciertos, alejarse de
los altavoces y no exponerse a otras fuentes de ruido una vez terminado
el espectáculo ayuda a prevenir las pérdidas auditivas que se producen
en ese tipo de eventos y que, además, pueden provocar problemas "muy
severos" en los oídos.
Y es que, las recomendaciones de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) establecen que no se debe exponer el oído a ambientes de
ruido superiores a los 65 decibelios. En cambio, en los conciertos de
música el volumen puede llegar a más de 120 decibelios cuando, según ha
comentado una responsable de protección auditiva,
Mari Reina, el daño auditivo irreversible se ocasiona a los 130
decibelios.
En concreto, las exposiciones a niveles tan altos de ruido
producen una descarga auditiva que genera fatiga en las células internas
del oído y que producen una especie de "zumbido" y una sensación de
presión y de pérdida temporal de la audición. Estos síntomas suelen
desaparecer a las 24 horas aunque hay en ocasiones en las que continúan
durante más tiempo y se hace necesario acudir a un especialista.
Por ello, la experta ha insistido en la necesidad de que se
utilicen tapones cada vez que se acuda a un concierto y que,
inmediatamente después de que finalice, se deje un tiempo prudencial
antes de someterse a otras actividades que conlleven elevados niveles de
decibelios --como estadios, gimnasios o discotecas--, con el fin de
recuperar la fatiga a la que se han sometido dichas células auditivas.
En este sentido, Reina ha asegurado que el uso de tapones no
disminuye la calidad de la música escuchada sino que se percibe con una
menor intensidad y, por consiguiente, con un menor riesgo de sufrir una
pérdida permanente de audición.
"Es necesario concienciar a la población de estos peligros y,
especialmente, a los más jóvenes porque son los que más se exponen a
estos altos niveles de decibelios y no se dan cuenta de que más adelante
pueden tener problemas irreversibles en los oídos", ha recalcado.
De hecho, un reciente estudio publicado en junio por la revista
americana 'Otology & Neurotology' y dirigido por doctora del House
Clinic y del House Research Institute, M. Jennifer Derebery, señala que
el 72 por ciento de los adolescentes que acuden a un concierto de música
pop experimentan una reducción en su capacidad auditiva.
Además, según las cifras de previsión de asistencia a los
conciertos estivales que se organizan en España, el número de jóvenes
afectados por este fenómeno superará el millón entre los distintos
escenarios que, este año, han comenzado a sonar desde el 21 de junio,
Día Europeo de la Música.
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