El jefe de Servicio de Psiquiatría del Niño y Adolescente del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Celso Arango,
alerta de que la actual crisis económica que está afectando a gran
parte de las familias españolas también puede dejar "secuelas" en la
salud mental de los niños que afecten a su comportamiento de adultos.
Así lo ha reconocido con motivo de la VII Jornada Científica 'Prevención y detección precoz en psiquiatría del niño y del adolescente' organizada por la Fundación Alicia Koplowitz,
en la que se ha abordado la situación de las diferentes patologías
psiquiátricas en las primeras etapas de la vida, su prevención, su
diagnóstico y su tratamiento.
Actualmente se estima que uno de cada cinco adultos ha sufrido
algún tipo de trastorno mental durante su infancia o su adolescencia, y
aunque algunos desaparecen con el propio desarrollo (como los cuadros
adaptativos, enúresis o terrores nocturnos), otros son más graves y
requieren una atención constante, como la esquizofrenia, la depresión o
la fobia social.
Sobre estas últimas, Arango, que también dirige la Cátedra Alicia
Koplowitz-Universidad Complutense de Madrid de Psiquiatría Infantil, ha
explicado que la crisis puede tener una repercusión en su
incidencia, ya que a su juicio los niños son los "sufridores silentes" de la actual situación que vive España.
"Los niños lo escuchan todo, los diálogos de lo que pasa en casa,
al padre cuando pierde el trabajo, a la madre que no llega a fin de mes,
que no hay dinero para comida, etcétera. Aunque son cosas que se le
intentan esconder, pero un niño de 7 u 8 años de edad capta
perfectamente lo que sucede", ha aseverado.
El problema en estos casos, según este experto, es que "no se les hace partícipes", sino que "son sujetos pasivos de las malas noticias y las consecuencias de éstas".
"Esto hace que se puedan sentir excluidos e incluso culpables de
lo que está sucediendo, de que sus padres estén tristes o angustiados
por no llegar a fin de mes", reconoce Arango, que recomienda que "en la
medida de sus capacidades se cuente con ellos y se le comuniquen las
cosas porque tan sólo el hecho de formar parte de la unidad familiar es
para ellos muy importante".
De hecho, el no hacerlo puede desembocar en posteriores patrones
de comportamiento, como una incapacidad para relacionarse, una menor
empatía o una desconfianza ante las cosas "que pueden arrastrar a su vida adulta".
"Todos somos productos de nuestra educación y experiencias vitales",
recuerda Arango. De hecho, hay estudios que han demostrado que las
situaciones vividas, incluso durante la gestación, pueden condicionar la
salud mental de un individuo.
En este sentido, por ejemplo, se ha demostrado que en mujeres
embarazadas cuyos maridos fueron a la guerra el riesgo de esquizofrenia
de sus hijos era dos veces mayor que aquellos cuyas madres no habían
tenido ningún factor estresante durante el embarazo.
Por ello, Arango ha insistido en la necesidad de detectar estos cuadros "cuanto antes" y darles un tratamiento precozmente va a mejorar mucho el pronóstico.
Asimismo, este experto también ha insistido en la necesidad de
acabar con el estigma social que rodea a estas enfermedades y que, en el
caso de los niños, en muchos casos las acaba incluso agravando.
"Son enfermedades enormemente estigmatizantes, porque si yo me
rompo una pierna y tengo que tenerla escayolada, seguro que nadie se
metería conmigo por ello", ha explicado, mientras que en el caso de un
trastorno mental, sea cual sea, quienes lo padecen suelen "sufrir las risas, burlas y la discriminación del resto, una carga que a veces es incluso mayor que el propio trastorno".
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