Saber reírse de uno mismo y juzgarse con
sabiduría, egoísta inteligencia y mesura son las claves para superar el
'síndrome del espejo', que es "el denominador común de muchas
enfermedades, como la anorexia o la vigorexia".
Así lo explica el psiquiatra y autor de la obra 'El
síndrome del espejo. Cómo reconciliarse con la propia imagen', el
doctor Jesús J. De la Gándara, que añade que éste aspecto engloba "a un
conjunto de comportamientos humanos que tienen que ver con la relación
del ser con su imagen". A su juicio, el espejo "es el mediador de esta
relación".
Además, sostiene que aglutina "muchos problemas, dificultades,
sufrimientos y preocupaciones de los seres humanos". Así, explica que
estas dificultades que se generan al observar la imagen del espejo
provocan anorexia en algunos casos, "como el de los adolescentes con
problemas de la alimentación".
A su juicio, ésta es una enfermedad "muy compleja que tiene muchos
condicionantes que se centran en el sufrimiento que tienen las personas
porque se ven muy mal, se ven gordas". Para él, estos pacientes se
juzgan "muy inadecuadamente" y tratan de controlar el peso y la comida,
lo que les genera numerosos síntomas y sufrimientos, "y a veces hasta la
muerte".
Actualmente, la incidencia es grande "pero lo que más importa es
la magnitud del impacto y del sufrimiento que ocasiona a las personas y a
sus familias", manifiesta De la Gándara. "Es un modelo de enfermedad
moderna muy ilustrativo, ya que se centra en la relación entre el ser
humano y su imagen", asegura.
Ante ello, el autor de esta obra publicada por la Editorial Debate
apuesta por "aprender a ser sabios ante el espejo y utilizar esta
sabiduría para ver y juzgar adecuadamente lo que se ve". Además,
considera necesario "juzgarse con bondad y egoísta inteligencia", para
lo que se exige "no tratar de imitar a los demás o a las aspiraciones
que los demás tengan de uno".
Por otra parte, el experto se muestra partidario de la mesura y
equilibrio a la hora de ponerse a observarse una persona a sí misma.
Para él, "hay desmesura hasta en la moderación", por lo que subraya que
es mejor optar por evitar el exceso, que hace a la persona "un poco más
feliz".
Por último, De la Gándara manifiesta que los espejos pueden ser un
objeto que permita "reflexionar y juzgar de manera humorística". A su
parecer, es fundamente "aprender a reírse de unos mismo" y ser cómplices
nuestros.
En cuanto a las razones que llevan a las personas a padecer el
denominado 'síndrome del espejo', el psiquiatra expone que éstas "tienen
mucho que ver con los aprendizajes que cada uno hace de sí mismo desde
su más tierna infancia".
"A lo largo de la vida, una persona va metiendo
en su cerebro una imagen de sí mismo, y no siempre la imagen que ve en
el espejo coincide con la que el tiene", señala como origen.
En su opinión, las personas se comparan con los demás y con las
imágenes idealizadas de belleza, placer, bondad y perfección, a las
cuales "les gustaría parecerse". La discordancia entre lo que se es y lo
que gustaría ser "es lo que hace que se sufra mucho y que, a veces, se
enferme", asegura.
Sin embargo, no circunscribe este problema al físico, ya que éste
"no es más que el medio para expresar los psíquico". A su juicio, las
personas pueden sentirse fracasadas no porque estén disgustadas con su
físico, sino porque "les disgusta su 'yo'".
Por ello, lamenta las personas que "se dejan la piel por una
bobada estética y que llegan a hacer verdaderas desmesuras como
operarse". Para De la Gándara, "en el fondo lo que tienen es un problema
consigo mismos, con su 'yo' psíquico", ante lo que apuesta por acudir
"primero al psiquiatra".
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