PAMPLONA.- El efecto favorable de la dieta mediterránea en la
prevención del infarto de miocardio y la trombosis cerebral, que los
investigadores del ensayo aleatorizado Predimed hicieron públicos el
pasado mes de febrero, se extiende ahora a la prevención de la diabetes
tipo 2.
Este grupo de investigadores españoles en red, coordinado
por el profesor Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina
Preventiva en la Universidad de Navarra, acaba de publicar en 'Annals of
Internal Medicine' un ensayo clínico con 3.541 hombres y mujeres de 55 a
80 años y de alto riesgo cardiovascular, todos ellos inicialmente
libres de diabetes.
En el estudio, en el que ha participado también de manera
destacada la Universidad Rovira Virgili de Reus, se comprobó que con una
intervención dietética para promover la adherencia a la dieta
mediterránea (rica en aceite de oliva virgen, frutos secos, verduras,
frutas, pescado, vino tinto y legumbres, pero restringida en carnes
rojas y postres azucarados) se obtenía una reducción relativa del 30% en
el riesgo de desarrollar diabetes, según ha informado la Universidad de
Navarra en un comunicado.
Esta reducción de riesgo se observó al combinar los dos
grupos asignados a dieta mediterránea, y compararlos frente al grupo
control que recibía consejos para seguir una dieta baja en grasa.
Los resultados suponen una constatación de los resultados
previamente publicados del ensayo Predimed (Prevención con Dieta
Mediterránea) que aparecieron por primera vez hace unos meses en el New
England Journal of Medicine.
Los participantes fueron asignados al azar a tres posibles
dietas: dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen
extra, dieta mediterránea suplementada con frutos secos, o una dieta
control (consejos sobre dieta baja en grasas). El programa de
intervención incluyó entrevistas personales trimestrales con dietistas,
además de sesiones grupales también trimestrales. Este programa se
mantuvo de media durante más de cuatro años. No se usaron ni dietas
hipocalóricas ni programa alguno de ejercicio físico.
La efectividad fue superior en el grupo que recibía aceite
de oliva extra-virgen, con una reducción del riesgo del 40%
estadísticamente significativa; el grupo que recibía frutos secos obtuvo
una reducción del 18%.
Según Martínez-González, autor senior del artículo,
“sabíamos que se podía prevenir la diabetes actuando intensivamente
sobre el estilo de vida mediante programas de pérdida de peso (reducción
del número total de calorías ingeridas) y de fomento del ejercicio
físico, pero ésta es la primera vez que un ensayo aleatorizado demuestra
que también es posible hacerlo solo cambiando el patrón dietético, sin
reducción de calorías, ni metas de pérdida de peso o de ejercicio
físico”.
“Además, -añade-, esto es posible en personas mayores”.
Los resultados confirman los estudios publicados
previamente por otro estudio español, también dirigido por el profesor
Martínez-González usando datos del estudio SUN (Seguimiento Universidad
de Navarra), una cohorte observacional de graduados universitarios. En
estos graduados un mejor seguimiento de la dieta mediterránea se asoció
fuertemente con una reducción del riesgo de diabetes.
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