Alrededor del 14 por ciento de todos los ictus se producen durante las horas de sueño, lo que impide que se pueda proporcionar a los afectados el tratamiento adecuado, según un estudio de la Universidad de Cincinnati en Estados Unidos que se publica en la revista 'Neurology'.
Según explica Jason Mackey, responsable del estudio, "dado que el único tratamiento para el ictus isquémico debe proporcionarse en una pocas horas tras el inicio de los primeros síntomas, las personas que se despiertan con síntomas a menudo no pueden recibir el tratamiento dado que no pueden determinar cuándo comenzaron los síntomas".
Mackey señala que en la actualidad se realizan estudios de imagen para ayudar a desarrollar mejores métodos de identificación de los pacientes que se beneficiarán más de un tratamiento, incluso si los síntomas comenzaron durante la noche.
El estudio examinó todos los casos de ictus isquémico en personas de 18 años o más en los departamentos de urgencias de los hospitales en la región de Cincinnati Superior/Kentucky Norte a lo largo de un año. La mayoría de ictus son isquémicos y están causados por un bloqueo del flujo sanguíneo en el cerebro.
De los 1.854 ictus isquémicos del estudio, el 14 por ciento (273), fueron 'ictus de despertar', en el que la persona despertaba con los síntomas de ictus. Los investigadores extrapolaron ese número a la población general estadounidenses y estiman que sólo en los Estados Unidos aproximadamente unas 58.000 personas van a las urgencias cada año con un ictus de despertar.
Los investigadores compararon a aquellos con ictus de despertar con quienes estaban despiertos cuando comenzaron los síntomas de ictus. No existían diferencias entre los dos grupos en términos de sexo, estado marital o vida en pareja, y sus factores de riesgo de ictus como hipertensión, diabetes, tabaquismo o colesterol alto.
Existían menos diferencias estadísticas en edad y gravedad del ictus. Las personas con ictus de despertar tenían una media de 72 años, en comparación con los 70 de las personas con ictus que se producían durante la vigilia. Las puntuaciones de 1 a 4 en una clasificación de severidad del ictus indicaban ictus suaves.
Los investigadores también analizaron si aquellos con ictus de despertar podrían tomar el fármaco promotor de coagulación activador del tejido del plasminógeno, (t-PA, según sus siglas en inglés), si el momento del ictus se conocía. De los 273 ictus de despertar, al menos 98 podían ser elegidos para el tratamiento.
"Este es un grupo de pacientes que podría ser un foco para futuros estudios. Es probable que algunos de estos ictus se produjeran inmediatamente antes del despertar y las personas se beneficiarían del tratamiento", explica Mackey.
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