Un equipo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) han constatado como las personas que se someten a una liposucción comienzan a acumular grasa apenas un año después de la intervención, si bien ésta se redistribuye por distintas zonas del cuerpo, especialmente en la parte superior del abdomen.
Así lo aseguran en el último número de la revista 'Obesity', tras un estudio con el que han tratado de desmontar el falso mito de que los efectos de las liposucciones, que comenzaron a realizarse en 1974, permiten librarse de la grasa para siempre.
"El hecho de que la grasa vuelva es de gran interés para los científicos, ya que muestra que los niveles de grasa corporal están regulados por determinados mecanismos que, de momento, se desconocen", ha reconocido Robert H. Eckel, uno de los autores de este estudio.
Primeramente, probaron y confirmaron esta hipótesis en roedores, después de observar que la grasa vuelve cuando se elimina, del mismo modo que los seres humanos recuperan su peso después de haber adelgazado por distintas causas".
"Creemos que el cerebro sabe de alguna manera la cantidad de grasa que tiene el organismo y trata de regular su presencia para que sea siempre la misma", explica Eckel, destacando "por qué la prevención de la obesidad es tan importante".
El estudio de esta recuperación de la grasa suele ser difícil de analizar, ya que requiere el uso de técnicas costosas. Sin embargo, Eckel y su equipo ha realizado el primer ensayo aleatorio y controlado en que se miden estos parámetros, que ha permitido observar como vuelve y se redistribuye la grasa, tanto por el abdomen como por alrededor de los hombros y los tríceps de los brazos.
"La liposucción no es un procedimiento para perder de peso", insiste Eckel, quien reconoce no obstante que en las pacientes analizadas "aunque volvió la grasa, las pacientes se mantuvieron satisfechas con los resultados obtenidos con la operación".
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