El grupo de expertos del Laboratorio de Terapias Avanzadas en Inmunorregulación y Neuroprotección, que dirige David Pozo en el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), han aportado nuevos datos y aproximaciones experimentales que ponen de manifiesto "la importancia del sistema inmune como elemento desencadenante o cronificador en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas".
Según indica Andalucía Innova en una nota, las investigaciones realizadas por este grupo se centran en el estudio de los mecanismos que lo alteran, muchos de ellos comunes en enfermedades como la Esclerosis Múltiple, la Esclerosis Lateral Amiotrófica, el Alzheimer o el Parkinson.
"Nuestra estrategia se basa en tratar de entender esos mecanismos de desestabilización del sistema inmune que desencadenan estas enfermedades para modularlos mediante el uso de moléculas presentes en nuestro organismo, como determinados neuropéptidos", indica Pozo. Así, explica que se trata de proteínas de pequeño tamaño producidas tanto por células del sistema nervioso como del sistema inmune que forman parte del entramado molecular por el que dialogan entre sí estos sistemas.
En concreto, este grupo estudia el eje formado por los neuropéptidos 'VIP' (Péptido Intestinal Vasoactivo), "capaces de modificar la respuesta inflamatoria y de tolerancia del sistema inmunológico, y la molécula 'ADNP' (Activity Dependent Neuroprotective Protein), de efecto neuroprotector", apunta el investigador.
Según afirma, estas aproximaciones terapéuticas llevan implícita una doble función, como es la inmunomoduladora, porque modifica la respuesta del sistema inmunológico para frenar el proceso neurodegenerativo, y la neuroprotectora. Así, sus trabajos van encaminados a la intervención de los procesos de equilibrio del sistema inmune, bien a través de la utilización de neuropéptidos, o bien a través de terapia celular. En esta última, el marco experimental permitiría introducir al paciente células inmunes 'T-reguladoras' específicas de antígeno, sustancia que desencadena la formación de anticuerpos y puede causar una respuesta autoinmune.
"Son células del propio paciente que podrían utilizarse después de manipulación 'ex vivo', en el laboratorio. De este modo actuarían desactivando la respuesta del sistema inmunitario de forma específica, favoreciendo la tolerancia a un determinado antígeno, en este caso, el desencadenante del proceso neurodegenerativo", indica Pozo.
Además, advierte de que, "aunque los resultados se han obtenido de ensayos realizados en modelos de animales, otros grupos de investigación ya han trabajado infundiendo células 'T-reguladoras' en pacientes con esclerosis múltiple".
En este sentido, señala que con estos ensayos se está comenzando a entender cuándo y dónde manipular una respuesta inmune inflamatoria en el sistema nervioso central, "favoreciendo incluso una respuesta positiva, para controlar los procesos de neurodegeneración.
Para estos estudios los investigadores han contado con la colaboración de la Unidad de Gestión Clínica en Neurociencias del Hospital Virgen Macarena, dirigida por Guillermo Izquierdo. De este modo han podido combinar datos referentes a la respuesta inmune con datos metabolómicos, que permiten estudiar el conjunto de metabolitos presentes en el sistema inmune, procedentes de líquido cefalorraquídeo de pacientes con Esclerosis Múltiple. "Estos datos nos permiten establecer perfiles que ayuden a un mejor diagnóstico y seguimiento de la enfermedad", afirma el investigador.
Fruto de este trabajo son las publicaciones en revistas de referencia internacional como 'Nanomedicine', 'EMBO Journal', 'Journal of Immunology' o 'PLOSOne', junto al registro de cinco patentes, tres de ellas en las que participan las universidades de Sevilla y Pablo de Olavide, el Consejo Superior de Investigación Científicas (CSIC) y la Fundación Reina Mercedes para la Investigación Sanitaria, y las dos más recientes de 2011, como son Nanoliposomas funcionalizados con péptidos de la Universidad Sevilla y el Servicio Andaluz de Salud.
Dichos proyectos son incentivados con Fondos de Investigación Sanitaria del Instituto de Salud Carlos III, la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía a través de un proyecto de Excelencia y fondos de Federation of European Biochemical Societies (FEBS).
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