La prueba de sangre conocida como PSA para detectar el cáncer de próstata no debería continuar haciéndose a hombres sanos, recomienda un influyente comité federal estadounidense en un informe revelado este viernes, que promete relanzar la polémica sobre el polémico test.
"La baja especificidad de la prueba de PSA, junto con su incapacidad para distinguir los tumores benignos de los agresivos, hace que un número considerable de hombres esté siendo sobrediagnosticado de cáncer de próstata", indicó el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (US Preventive Services Task Force, USPSTF).
Basándose en los resultados de cinco ensayos clínicos, la recomendación de evitar la prueba PSA (la sigla en inglés para antígeno prostático específico) aplica para los hombres sanos de todas las edades sin síntomas sospechosos.
Esta prueba, que se realiza de forma rutinaria en hombres mayores de 50 años, mide los niveles en la sangre de una proteína producida por la próstata y ayuda a detectar células cancerosas en esta glándula.
Pero la gran mayoría de los hombres, incluso los portadores de células cancerosas, nunca se ve afectada por este tipo de cáncer, cuyo desarrollo es a menudo muy lento.
"El principal riesgo es el sobrediagnóstico y sobretratamiento. La mayoría de los cánceres que detectamos no son cánceres que lleguen a causar daño", dijo el copresidente del grupo de trabajo, Mike LeFevre.
"La gran mayoría de los cánceres no necesitan ser tratados y, sin embargo, el 90% de los hombres que es diagnosticado en base al PSA aquí en Estados Unidos termina recibiendo tratamiento, y los riesgos del tratamiento son importantes", agregó.
El grupo de trabajo tampoco encontró evidencias de que otras formas de detección del cáncer de próstata, como una ecografía o un examen rectal digital, sean eficaces.
El PSA, ampliamente utilizado desde los años 90, ha tenido consecuencias adversas para un gran número de hombres que se sometieron después a biopsias y otros tratamientos a menudo inútiles, a veces con complicaciones graves, de acuerdo con el USPSTF.
Un millón de hombres que se hicieron la prueba PSA y que de otra forma no hubieran sido tratados fueron sometidos a cirugía, radioterapia o a una combinación de ambas entre 1986 y 2005, según los expertos del panel.
El grupo de trabajo señaló que la evidencia sugiere que hasta cinco de cada 1.000 hombres mueren al mes siguiente de realizarse esta cirugía y que entre 10 y 70 de cada 1.000 sufren complicaciones graves.
"La radioterapia y la cirugía generan efectos adversos", añadió el grupo de trabajo, que destacó que de 200 a 300 de cada 1.000 hombres tratados con estas terapias sufren incontinencia urinaria o impotencia.
Estas complicaciones y la gran cantidad de hombres que las han sufrido han llevado al propio inventor de la prueba, el doctor Richard Ablin, a calificarla como un "desastre de salud pública".
Sin embargo, la organización estadounidense Men's Health Network, dedicada a la salud de los hombres, reaccionó el viernes estimando que las recomendaciones del comité eran "confusas".
Ana Fadich, una de las responsables de la ONG, ha dicho que podrían suponer una "amenaza significativa" a las personas en situación de riesgo que podrían tener la tentación de no practicarse la prueba.
El cáncer de próstata se le diagnostica a uno de cada seis estadounidenses, lo que lo convierte en el segundo cáncer más común en hombres después del de piel.
De acuerdo con estadísticas federales, 217.730 hombres fueron diagnosticados con cáncer de próstata en Estados Unidos el año pasado y 32.050 murieron por esa causa. La mayoría de las muertes se produjo después de los 75 años.
El Comité Federal de Salud podría tener que enfrentar, tras estas recomendaciones, una fuerte resistencia de los laboratorios farmacéuticos y los médicos, para los que el PSA es muy lucrativo. Según el doctor Ablin, el test representa un mercado de 3.000 millones de dólares al año.
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