Especialistas de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario de La Ribera, en Valencia, España, estiman que tres de cada 10 niños españoles sufren de insomnio infantil debido a los malos hábitos que han adquirido. En este sentido, estos expertos alertan sobre la importancia de tratar este problema en la infancia ya que, en caso contrario, es probable que estas complicaciones persistan siendo ya adultos.
Asimismo, los expertos concluyen que, al extrapolar estos datos a la población infantil de la comarca de La Ribera, más de 12.000 niños de la comarca presentan algún tipo de insomnio infantil.
La Unidad del Sueño del centro sanitario de Alcira se ha convertido en una referencia a nivel nacional. En este sentido, el Dr. Javier Puertas, jefe de esta unidad, ha sido nombrado por el Ministerio de Sanidad como co-coordinador científico del Comité de Calidad de las Unidades del Sueño con el objetivo de elaborar un documento de criterios y recomendaciones para la gestión de estos servicios.
Para los especialistas resulta más difícil valorar la calidad del sueño en los niños. Así, los síntomas más habituales con los que se manifiestan los problemas de sueño y la somnolencia en los jóvenes, son la irritabilidad, la inquietud, la fatiga, la dificultad para concentrarse y, a medio y largo plazo, bajo rendimiento escolar. Igualmente, los últimos estudios en esta materia muestran que el sueño inadecuado, junto al sedentarismo y a una dieta incorrecta, podrían estar detrás de la epidemia de obesidad infantil.
Uno de los principales problemas que detectan los expertos hace referencia a que en España un alto número de niños ve la televisión hasta medianoche en días laborables, lo que disminuye de manera importante sus horas de sueño.
Al respecto, Puertas señala que es "esencial" para un buen descanso que los niños cumplan con una serie de hábitos. Para ello, recalca que la labor de los padres resulta "fundamental ya deben transmitir desde bien pronto una regularidad en los horarios".
Todos los especialistas en esta materia coinciden en establecer que las horas de sueño necesarias siempre varían de un sujeto a otro. Así, entre los 2-3 años las horas se ajustan hasta las 10-11 horas de sueño más una siesta a mediodía (hábito que suele desaparecer sobre los 5-6 años). Desde esta edad hasta la adolescencia suele oscilar entre las 9-10 horas, aunque en esta franja es habitual que haya una tendencia al retraso de fase; es decir, se tiene sueño más tarde y se levantan más tarde.
Según apuntan los expertos, es básico para un buen descanso que los menores respeten una serie de rutinas, tales como evitar bebidas con cafeína, favorecer un ambiente de relajación en las horas previas a dormir y que los padres transmitan determinación respecto a los horarios del sueño.
Igualmente, es muy importante que los niños sepan dormirse solos y en su cama desde bien temprano ya que sólo de esta forma el niño aprenderá a sentirse seguro y relajado. Igualmente, hay que evitar administrar fármacos o sustancias a los menores para dormir sin el consejo de un profesional.
Las pesadillas o los casos de trastornos en la conducta -o parasomnia- (por ejemplo, el sonambulismo) son frecuentes en la infancia. Este tipo de alteraciones afectan hasta un 10% de los niños, aunque suelen mejorar espontáneamente antes de la pubertad.
En caso de que un niño tenga pesadillas es esencial que, al despertarse los niños, los padres transmitan seguridad y tranquilidad a los más pequeños. Si se dan situaciones de sonambulismo conviene que los más pequeños sean reconducidos suavemente a la cama para que se vuelvan a dormir.
Si los episodios son ocasionales (menos de 1 ó 2 veces por semana) no es necesario consultar con un médico. Si persiste durante varias semanas o los casos son diarios (o prácticamente diarios) es conveniente acudir a su centro de salud.
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