Los médicos cuentan ya con pruebas contundentes de que las colonoscopias salvan vidas tras la publicación de dos estudios - uno de ellos español -, un hallazgo que podría animar a más personas a hacerse la temida prueba para detectar y prevenir el cáncer de colon.
Un equipo del Centro del Cáncer Memorial Sloan-Kettering en Nueva York halló que las colonoscopias en las que se extirpan los pólipos precancerígenos, conocidos como adenomas, pueden reducir el riesgo de morir de cáncer de colon en un 53 por ciento. El estudio, dirigido por Ann Zauber, aparece en la publicación New England Journal of Medicine.
En teoría, extirpar un adenoma salva vidas al prevenir un tumor, según concluyeron los investigadores en este estudio sobre la evaluación a largo plazo de las extirpaciones de adenomas.
"Este estudio muestra una reducción tanto en la incidencia del cáncer de colon como en las muertes por cáncer de colon al extirpar los adenomas, y es un efecto a largo plazo", dijo en una entrevista telefónica. "Esto es algo tranquilizador para la gente y que venga a hacerse pruebas".
Uno de cada 20 estadounidenses desarrollará un cáncer colorrectal. Unos 140.000 casos se diagnostican anualmente en Estados Unidos, que resultan en unas 49.000 muertes, según el Instituto Nacional del Cáncer. Es el tercer cáncer más frecuente.
La confirmación de que las colonoscopias salvan vidas llega cuando los investigadores estudian el valor de populares pruebas de cribado, como las que se usan para el cáncer de próstata. En juego está si esas pruebas en realidad salvan vidas o simplemente llevan a diagnosis de más tumores que pueden tener un riesgo bajo para el paciente y en cambio desatar un tratamiento innecesario.
En las colonoscopias habituales, una cámara minúscula se inserta por el recto. El instrumento tiene un par de pequeñas tijeras que extirpan crecimientos sospechosos para ser analizados y ver si podrían ser cancerígenos. Solo alrededor de la mitad de las personas a las que se le recomienda esta prueba la lleva a cabo, en parte porque es embarazosa, incómoda, y en casos poco habituales, puede causar lesiones.
La conclusión del estudio se basa en personas que fueron enviadas a hacerse una colonoscopia entre 1980 y 1990. El equipo de Zauber comparó la tasa de mortalidad en su estudio con la tasa de mortalidad estimada del programa Resultados Finales y Epidemiología de Seguimiento (SEER, por sus siglas en inglés).
Durante un periodo de hasta 23 años, la tasa de cáncer colorrectal entre las 2.602 personas que originalmente tuvieron adenomas extraídos fue un 53 por ciento menor de lo que se esperaría basándose en las tasas vistas en el estudio gubernamental. En total, 12 personas murieron de cáncer, cuando se esperaba que hubieran muerto 25 de enfermedad colorrectal.
Esta tasa más reducida incluye el hecho de que el 81 por ciento de los pacientes a los que se les extrajo un pólipo siguieron sometiéndose a colonoscopias periódicas para comprobar su crecimiento.
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