Muchos pacientes oncológicos que han tenido problemas con su tratamiento nunca le dicen nada al médico que consideran responsable, y casi ninguno se queja formalmente al hospital, según revela un sondeo.
En el estudio, publicado en el Journal of Clinical
Oncology, los pacientes citaron los retrasos en el tratamiento,
complicaciones quirúrgicas y otros problemas ligados a la atención
médica, además de barreras de comunicación entre ellos y sus doctores,
como los problemas potencialmente dañinos más comunes.
La autora, Kathleen Mazor, del Instituto de Atención
Primaria Meyers y de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Massachusetts en Worcester, dijo que habría muchas razones para esto.
"A veces se da una situación en la que aún así están
realmente agradecidos por la atención recibida, y por eso no quieren
molestar a nadie diciendo 'todo estuvo genial, excepto...' o no quieren
perjudicar la relación con su médico", señaló la investigadora.
Los pacientes tampoco querrían ahondar en cierto aspecto de la atención que está en el pasado, agregó.
"Cuando las personas están pasando por algo como el
cáncer, realmente sienten la necesidad de poner toda su energía en mirar
hacia adelante. Están pensando en mejorar, en avanzar, en lidiar con el
cáncer y terminar con él", precisó la autora.
En entrevistas con alrededor de 400 pacientes con
cánceres de mama y de colon, más de uno de cada cinco dijo que algo que
podría haberse evitado "había ido mal" durante su atención oncológica,
algo que les causó o podría haber causado daño físico o psicológico.
Setenta y ocho pacientes, casi todas mujeres que habían
sido tratadas por cáncer de pecho, se entrevistaron sobre esos
problemas con Mazor y su equipo.
Alrededor de tres cuartas partes mencionaron un
problema de comunicación con su médico, como no tener suficiente
información o recibir información imprecisa sobre su cáncer. Los
ejemplos específicos incluían no ser informados sobre las opciones
terapéuticas o que su cáncer podía llevar a la muerte.
La mitad indicó que algo anduvo mal durante su atención
médica en sí, como problemas quirúrgicos que requirieron cirugía
adicional, infecciones o retrasos en el diagnóstico y tratamiento.
Casi todos los pacientes con cáncer dijeron que los
problemas con su médico, ya fueran clínicos o de comunicación, habían
provocado daños psicológicos como ira, temor o angustia. La mayoría
también mencionó perjuicios físicos como dolor y la necesidad de
tratamiento adicional.
Más allá de esas consecuencias, apenas un tercio de las
personas que los investigadores entrevistaron manifestaron que habían
discutido sobre el suceso en cuestión con el médico o enfermero que
consideraban era responsable.
Diez de ellos informaron del problema a la administración del hospital, escribió el equipo de Mazor.
El mensaje es que los pacientes deberían quejarse, dijo la autora.
"A veces los pacientes creen que algo ha salido mal y
no es así. Pero si no se lo dicen a nadie (...) jamás tendrán la
posibilidad de que les digan 'Así es como sucede siempre' o 'No podíamos
prevenir eso'", dijo la experta.
Los hospitales pueden hacer su parte aclarando a quién
pueden acudir los pacientes si sienten que algo no salió bien durante su
atención, como algún tipo de defensor, añadió.
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